Macroisla de calor
La diferencia de temperatura nocturna entre periferia y centro de Barcelona llega a 3º y 4º C
La temperatura en el centro de Barcelona es, de promedio, a lo largo del año, 1,5 grados centígrados más alta que en la periferia, debido al efecto de isla de calor urbano que producen las actividades humanas en el centro de las ciudades. Así lo ha comprobado un estudio del grupo de climatología de la Universitat de Barcelona: “Este aumento de 1,5º C de temperaturas de promedio anual es muchísimo, y quiere decir que, en momentos concretos de la noche, esa diferencia de temperaturas entre el centro y la periferia es muy superior, de 3 o 4º C e, incluso, hasta de 7º C y más”, subraya Javier Martín Vide, catedrático de Geografía Física y director del Institut de Recerca de l’Aigua de la Universitat de Barcelona.
El estudio ha corroborado la intensificación en Barcelona del efecto de la isla de calor ya detectado en la capital catalana hace 30 años con un estudio de la profesora María del Carmen Moreno García. La isla de calor es un fenómeno nocturno de modificación local de temperaturas que consiste en el calentamiento de los centros urbanos, en contraste con su periferia, debido, entre otros factores, a las actividades de todo tipo, principalmente las combustiones, que se producen en su interior.
Para llevar a cabo el trabajo, se hizo una amplia recopilación de datos meteorológicos diarios y se realizaron recorridos nocturnos, entre octubre del 2014 y marzo del 2015, para medir la temperatura en muchos puntos del área metropolitana de Barcelona. Así, se han comparado los registros de zonas abiertas como las de El Prat y Gavà, del área del Besòs (Santa Coloma y Badalona), con los de diversos barrios de Barcelona y de otros núcleos urbanos.
La diferencia de temperaturas entre las áreas abiertas de Gavà Mar y el centro de Barcelona alcanzaban los 3,5º C, como promedio de los registros hechos a lo largo de 20 noches. “No obstante, ha habido momentos en que esa diferencia ha llegado a superar, en algunos días, los 7,5 grados centígrados”, añade Martín Vide. El núcleo de la isla de calor está en la plaza Universitat, en el punto de confluencia del Eixample y la parte alta del Raval.
La investigación ha estudiado también el efecto “refrescante” de las zonas verdes que introducen los parques urbanos, en donde las temperaturas pueden llegar a disminuir más de 2ºC respecto al área urbana cercana colindante. Estas observaciones se realizaron, por ejemplo, en dos parques: el
INCIDENCIA CLIMÁTICA
El promedio anual de temperaturas sube en Barcelona 1,5º C debido a este fenómeno
de la Ciutadella y el Turó Park.
Este fenómeno se produce por la alta capacidad de almacenar calor que tienen los materiales de construcción, las numerosas actividades humanas (industrias, vehículos, calefacción…) y el menor nivel de evaporación de agua en la ciudad debido al pavimento y el sistema de alcantarillado, con lo que se pierde capacidad para enfriar la atmósfera urbana. Además, la estructura urbana hace que tenga menos posibilidades de dejar escapar el calor por sus calles estrechas, entre otras razones. El mayor efecto de la isla de calor se produce en otoño e invierno y en condiciones de estabilidad atmosférica. A más velocidad del viento, menos intensidad. “Cielo despejado o poco nuboso y viento en calma o débil son también propicios para que se intensifique la isla de calor”, dice Martín Vide.
En estos 30 años hemos pasado de pensar en la isla de calor como un fenómeno llamativo a verlo como algo asociado a un riesgo para la salud. “Antes, en el fenómeno de la isla de calor sólo se destacaban las ventajas derivadas de una reducción del consumo de energía de calefacción en invierno. En cambio, ahora valoramos no sólo que consumimos más energía en verano por la refrigeración, sino que lo asociamos a un riesgo para la salud”, dice Martín Vide. La isla de calor se superpone a los episodios de olas de calor y esto está teniendo una repercusión directa sobre la salud, añade Martín Vide.
El aumento de temperaturas nocturnas causa un incremento de mortalidad y morbilidad y esto incide específicamente sobre las personas mayores o con enfermedades crónicas que viven en pisos altos y que sufren la pobreza energética y no disponen de aire acondicionado. En el centro de Barcelona, las noches tropicales, es decir aquellas que registran mínimas iguales o superiores a los 20º C, se repiten 90 veces al año, mientras que las noches tórridas, cuando se dan temperaturas iguales o superiores a los 25º C, son ya unas 5 al año. Han participado también en el estudio los profesores del departamento de Geografía María del Carmen Moreno, María José Cordobilla y el geógrafo Víctor M. Artola