La paradoja marciana
Una amplia exposición sobre Marte ilustra los retos de su exploración y ‘colonización’ sin convertirlo en plan B de la Tierra
Marte es desde hace siglos fuente de ilusión, fascinación, leyendas y contradicciones. Aún lo es. Una atractiva exposición sobre el planeta rojo, Marte. La conquista de un sueño, acaba de abrirse en el espacio Fundación Telefónica de Madrid, con elementos que forman una enorme paradoja. De un lado, la muestra detalla los retos de lo que en su mismo título se denomina “los retos de una futura colonización humana” de este vecino del sistema solar. De otro lado, los propios científicos organizadores de la expo cuestionan la idea de hacer de Marte una alternativa de vida para cuando hayamos terminado de cargarnos la tierra.
“Cuidar Marte” es el reclamo de una de las cartelas del completo conjunto de materiales que sobre este cuerpo celeste pueden verse en el histórico edifico de la Gran Vía madrileña hasta el 4 de marzo: maquetas a escala 1:1 de satélites y vehículos de exploración, ilustraciones originales de La guerra de los mundos, un fragmento del meteorito de Marte caído en 1962 en Nigeria, una réplica del primer teten lescopio de Galileo Galilei, láminas de los siglos XVI al XVIII sobre el sistema solar, hologramas de sucesivas representaciones de los imaginarios marcianos, libros, discos, carteles de películas y fragmentos de documentales con inciertas noticias de Marte integran el recorrido por la fascinación pasada y presente en torno a Marte, así como por las perspectivas que hoy existen en torno a él.
“Podemos desembarcar en Marte como benefactores o como invasores dispuestos a arrasarlo todo. Está en nuestra mano decidir con qué imagen nos gustaría comenzar nuestro camino como especie interplanetaria”, indica la cartela sobre la necesidad de “cuidar” esa hipotética nueva tierra.
La exposición incluye un “Código de buenas prácticas para ser un buen terrícola en Marte” que elaborar con aportaciones de los visitantes. Y presenta una pieza en 3D de lo que serían casas de hielo o iglúes para habitar Marte “si fuera posible conseguir agua en cantidad suficiente y convertirla en hielo”.
Las alusiones a una colonización, numerosas en la expo, par- siempre de exigentes condicionales. Porque, como también se subraya en la muestra, vivir allí requiere vencer obstáculos tan difíciles como la falta de agua, una radiación intolerable, una gravedad de sólo el 30% de la nuestra o una temperatura inferior a los 60 grados bajo cero.
Pero la colonización encuentra su mayor crítica, sin salir del recinto expositivo, en la conferencia de la astrónoma Lucianne Walkowicz que un monitor reproduce continuamente. “Si creemos en nuestra capacidad de someter el ambiente hostil de Marte para hacer viable la presencia humana, deberíamos ser capaces de superar una tarea más fácil: preservar la habitabilidad de la Tierra”, afirma la científica.
La tesis de Walkowicz es, no obstante, una explicación de la paradoja y aparente contradicción sobre Marte, un debate en boga. Porque si bien confiar en que aquel planeta sea nuestra salvación sería como “creer al capitán del Titanic si dijera que la verdadera fiesta se celebra más tarde en los botes salvavidas”, los astrónomos tienden a sostener que los objetivos de la exploración interplanetaria son compatibles con la meta de preservar la tierra. Pues de lo que se trata es, básicamente con el estudio y las buenas políticas aquí pero también con las pesquisas en Marte, de “comprender, preservar y mejorar la vida”.
“La exploración es consustancial al ser humano”, dijo en la presentación de la exposición Juan Ángel Vaquerizo, del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial. “No podemos ver Marte como planeta de recambio”, apuntó Javier Ventura, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Son las buenas intenciones del mundo científico. Pero, mientras, grandes empresas ya empiezan a forzar negocio con ofertas para vivir en Marte, un día, si se puede. ¿Prevalecerá la ciencia o el negocio? ¿Será posible armonizar ambos intereses? Hay dudas.
“Si nos vemos capaces de vencer la hostilidad de Marte, podremos hacer algo más fácil: preservar la Tierra”