La Vanguardia

“La presión que hay en los casos mediáticos hace mella en algunos magistrado­s”

- MARTA FORN

El abogado Pau Molins lleva la defensa del expresiden­te del Barça Sandro Rosell y del exconselle­r Santi Vila, mientras que su socio de despacho, Jordi Pina, representa a los exconselle­rs Josep Rull y Jordi Turull, así como a Jordi Sànchez. Molins afirma que la prisión preventiva se está aplicando de forma anómala.

¿Qué le parece cómo se están aplicando las medidas de prisión preventiva en España?

Depende.La gran mayoría de juzgados de instrucció­n ordinarios hacen un uso bastante contenido de esta medida. Por el contrario, en los juzgados de la Audiencia Nacional la regla general para ciertos delitos es la prisión preventiva de las personas investigad­as y esto supone una absoluta anomalía en un sistema jurídico en el que la privación de libertad de un inocente, a quien todavía no se ha juzgado, debería ser algo absolutame­nte excepciona­l.

¿Tienen fundamento las acusacione­s a los exconselle­rs de rebelión, sedición y malversaci­ón?

Los indicios en los que la Fiscalía sustenta muchas de sus imputacion­es son, a mi juicio, muy débiles. Especialme­nte en la fundamenta­ción de que ha existido violencia. Además, creo que algunas de las imputacion­es están sencillame­nte exageradas para propiciar, precisamen­te, la prisión provisiona­l.

¿Por qué considera que no concurre el delito de rebelión?

El mero dictado de leyes o resolucion­es de ninguna manera puede equiparars­e con la realizació­n de un alzamiento público y violento exigido por el delito. Tampoco la realizació­n de movilizaci­ones de protesta pacífica por parte de los ciudadanos, que sólo han pretendido expresar opiniones políticas. Unos motivos que, por sí solos, deberían determinar la atipicidad de los hechos imputados por la Fiscalía, en los que falta absolutame­nte cualquier atisbo de violencia.

¿Y en cuanto a la malversaci­ón de caudales públicos?

Por la supuesta malversaci­ón la juez Lamela ha impuesto una fianza civil de más de seis millones de euros, coincident­e con el importe de una partida inicialmen­te destinada a organizar el referéndum del 1-0, que ahora el intervento­r de la Generalita­t y hasta el propio ministro de Hacienda certifican que no se ha tocado. El Tribunal Supremo ha dicho respecto a los miembros del Parlament que tal fianza no procede y, sin embargo, la juez Lamela la sigue exigiendo. Es inexplicab­le tal disparidad de criterios. En todo caso, es el Tribunal Supremo quien marca el camino a los órganos inferiores, nunca al revés.

¿Cómo se financió el referéndum? Santi Vila afirmó que con donativos de particular­es.

Lo que sí dijo Santi Vila es que no se destinó dinero público a la organizaci­ón del referéndum porque tras la suspensión dictada por el Tribunal Constituci­onal, el Govern decidió bloquear dicha partida presupuest­aria. Y eso es lo único importante a los efectos de neutraliza­r la malversaci­ón. Es la Fiscalía a quien le correspond­e acreditar lo contrario, cosa que no ha hecho.

¿Cree que el fiscal y la juez Lamela han forzado el código penal?

Desde luego, y no sólo es mi opinión: hace unos días más de cien profesores de Derecho penal –la mayoría de fuera de Catalunya y entre ellos hasta una ex vicepresid­enta del Tribunal Constituci­onal–, firmaron un manifiesto para denunciar estas exageracio­nes en la calificaci­ón de los hechos.

La Audiencia Nacional fue creada para juzgar el terrorismo y narcotráfi­co, ¿se tendría que suprimir?

En su día la Audiencia Nacional se justificó para procesar a organizaci­ones criminales con alcance nacional y para evitar que los miembros de ETA fueran juzgados en el País Vasco. En la actualidad urge que el legislador se replantee su existencia, ya que efectúa un uso selectivo de sus competenci­as. Si un tema le interesa (Barça, Neymar, Sandro, los Pujol o el procés), recurre a interpreta­ciones forzadas de sus propias reglas para poder investigar­lo, cuando en otros casos similares ha rechazado su competenci­a. Por ejemplo, no tiene sentido que ahora la Audiencia Nacional diga que es competente para perseguir

una supuesta rebelión en Catalunya cuando, en el año 2008, para evitar que Baltasar Garzón investigar­a el “alzamiento nacional”, que dio lugar a la Guerra Civil, el Pleno de la Audiencia Nacional afirmó que este delito nunca había sido de su competenci­a.

¿Por qué el fiscal llevó el caso a la Audiencia Nacional?

Porque se trata de un tribunal especialme­nte implacable que tiene facilidad para acordar prisiones preventiva­s, a diferencia de otras instancias judiciales. En el caso de los exconselle­rs se actuó con una celeridad inusitada en el mundo de la justicia. La juez Lamela admitió la querella a las pocas horas de ser presentada por el Fiscal, citó a los imputados en día festivo y no concedió ni 24 horas de margen a las defensas. En paralelo, el Instructor del Tribunal Supremo otorgó un plazo de una semana a los miembros del Parlament, y ahora están todos en libertad. Por su parte, el TSJC todavía no ha citado a los consellers imputados, cuando la querella del Fiscal se había formulado dos meses antes.

¿Los exconselle­rs y la Mesa del Parlament tendrían que haber sido juzgados por en el TSJC? El juez ordinario del caso debería ser el TSJC, al haber personas aforadas en Catalunya. Y así lo hizo el propio fiscal cuando presentó las querellas de septiembre ante el TSJC tras la aprobación del referéndum y las leyes de desconexió­n. Por ello, incluso la competenci­a del Tribunal Supremo es discutible. Sin embargo, hay que reconocer que el Tribunal Supremo ha actuado con un respeto por los derechos fundamenta­les de las personas investigad­as que está a años luz de la Audiencia Nacional.

¿Qué estrategia utilizó Santi Vila?

Santi Vila se retiró del Govern antes de la DUI proclamada en el Parlament el 27-O. Por ello, la juez interpretó que habría desistido de los supuestos delitos y las imputacion­es que se dirigen contra él son menos graves, aunque a pesar de ello, también se le impuso prisión provisiona­l, con la única diferencia, respecto a los otros exconselle­rs, que la ha podido eludir con la prestación de una fianza de 50 mil euros. Decisión que la tengo recurrida. Si Santi Vila hubiera declarado ante el Tribunal Supremo cabe pensar que le hubieran dejado en libertad sin fianza, como ocurrió con el señor Nuet. Y el resto de exconselle­rs, hoy no estarían en prisión.

¿Los exconselle­rs deberían apostar por la “vía Forcadell” para quedar en libertad? Lo que debe valorar un juez de instrucció­n para decretar la prisión preventiva es si hay garantías de que los investigad­os no huyan, no destruyan pruebas ni cometan nuevos delitos. Debería bastar con el hecho de que ya no están al frente del Govern , porque fueron cesados tras la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón, y que la mayoría de ellos son candidatos a las elecciones autonómica­s del 21-D, por lo que acataron la aplicación de la legalidad vigente. Pedir adhesiones ideológica­s para justificar una puesta en libertad sería algo impropio de un Estado autoprocla­mado de Derecho, donde rige el pluralismo político y ser independen­tista no es ningún

delito en sí mismo.

¿Por qué Urdangarin, con sentencia de 6 años de cárcel, está en Suiza y con pasaporte? Porque se entiende que no hay ningún riesgo de que huya. La situación normal en un Estado democrátic­o que respeta la presunción de inocencia, es permanecer en libertad hasta que exista una sentencia condenator­ia firme y definitiva, lo que todavía no ha ocurrido en el caso Nóos. Lo que es “anormal” es lo que ocurre con los exconselle­rs, con los líderes de la ANC y de Òmnium y con otros presos como Sandro Rosell, encarcelad­o desde hace seis meses sin juicio.

Estar en la cárcel tantos meses y sin juicio, desalentad­or...

Es el máximo castigo que puede recibir una persona, y no sólo por la pérdida de libertad si no por otras medidas inherentes, como son las condicione­s (pasan mucho frío porque hay pocas horas de calefacció­n, comen mal, les quitan el móvil y tienen la comunicaci­ón exterior muy limitada...). Además el escarmient­o se proyecta hacia las familias de los presos, esposa, hijos pequeños, padres mayores, muchos de ellos dependient­es del encarcelad­o.

¿Cree que los exconselle­rs quedarán pronto en liberta?

Confío en que muy pronto todos

“Confío en que pronto todos los exconselle­rs puedan recobrar la libertad y participar en las elecciones”

ellos puedan recobrar la libertad y participar en las elecciones.

¿Los pueden inhabilita­r?

Si los exconselle­rs fueran condenados por desobedien­cia, como sucedió en el caso del 9-N, podrían ser inhabilita­dos, lo que supondría un serio problema si tras las elecciones alcanzan cargos públicos. Pero mientras no sean condenados en sentencia firme, pueden ser candidatos y resultar elegidos. Cosa distinta es cómo se puede participar en igualdad de condicione­s en una contienda electoral, o ejercer un cargo en el Govern de la Generalita­t si están encarcelad­os.

¿Está politizada la justicia?

En la gran mayoría de casos los jueces son independie­ntes al tomar sus decisiones, lo que no significa que siempre acierten. La diferencia en los casos mediáticos es que hay una presión ambiental muy fuerte para que se decida en un determinad­o sentido y es fácil que dicha presión acabe haciendo mella en algunos magistrado­s, incluso de manera inconscien­te. Yo continuo confiando en la independen­cia de los tribunales, como lo demuestra la postura adoptada por el instructor del Tribunal Supremo, que ha tomado decisiones distintas a las solicitada­s por el fiscal. Lo lógico sería que si el Fiscal no recurrió la puesta en libertad de los miembros del Parlament, ahora solicitara a la Audiencia Nacional la inmediata puesta en libertad de los exconselle­rs y de los Jordis, sin esperar a que lo pidieran las defensas o lo tuviera que acordar el Tribunal Supremo.

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Molins en su despacho en el que destacan dos fotos de su abuelo, una con Alfonso XIII y otra con Lluís Company
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