Los temas del día
La necesidad de establecer unas bases mínimas para regir la política tras el 21-D, y la aceptación del área de influencia Rusa por parte de la UE.
No deja de ser un respiro que el independentismo se haya trasladado por unos días a Bruselas y quién sabe si asistimos al nacimiento del puente aéreo con más épica de Europa desde que los soviéticos trataron de asfixiar Berlín en 1948. Hasta 900 vuelos diarios organizaron los aliados para abastecer a la ciudad...
“Vamos a Europa para decir a las instituciones europeas que no han estado a la altura”, afirmó el jueves Marcel Mauri, vicepresidente de Òmnium, ex asesor de Junqueras y ex director del Gabinete de Comunicación y Alcaldía de Badalona (todo esto desde enero del 2016 o la desconexión como ascensor social).
Europa: ya pueden temblar. Ni Brexit ni formación de gobierno en Alemania ni Ucrania ni pilares sociales. O se ponen ustedes ipso facto a la altura de las ilusiones del 47,8 por ciento de los catalanes o les van a “desbordar”. “Esperamos que sea la manifestación más masiva que haya visto la capital de Europa”, comentó ese mismo día el portavoz de la ANC, Agustí Alcoberro, en referencia a la cita independentista
Hay detalles significativos de lo hartos que empiezan a estar en Bruselas de los independentistas
del día 7 en Bruselas.
Yo ya soy incapaz de digerir más grandilocuencia. Y menos ahora, cuando el bolsillo intuye que toca pagar a escote la “gran juerga”. Hemos regalado al enemigo buena parte del tejido económico creado durante décadas. Cinco años baldíos. Fascina que después de trinchar Catalunya, la próxima estación sea la UE.
Hay detalles significativos de lo hartos que empiezan a estar en Bruselas. El ex primer ministro belga Elio di Rupo, crítico con Rajoy, se ha sentido utilizado por un tuit del eurodiputado Tremosa con foto de ambos –coincidieron en un restaurante– cuyo mensajito era inequívoco: ¡nos dan la razón contra España!
La respuesta de Di Rupo vía tuit tiene una mala leche considerable: omite el nombre de Tremosa, lo despacha como “eurodiputado español”, le acusa de manipular una foto casual y concluye con un “reafirmo mi total oposición a la actitud de Puigdemont”.
¡Ah, la astucia! Curiosa forma de ganar amigos o base social...
Cargar años contra España ha sido sencillo, cargar contra Europa –también en esto se han vuelto cuperos– te deja en puertas del ridículo internacional. Uno esperaba que el fin del procesismo diluiría las lecciones de superioridad y arrogancia moral. Otro error personal. Europa nos quita la razón, vamos ahora –de buen rollito–, a exigir que rectifiquen.
“Estar a la altura”: Dícese de darme la razón porque lo exige uno.
La internacionalización del proceso es otra fuga a ninguna parte. La enésima cortina de humo para llegar al día 21 sin rendir cuentas para adultos sobre la sucesión de errores políticos, engaños “ilusionantes” y espejismos del viaje a Ítaca.
Pobre Europa: solo faltábamos nosotros, los catalanes divididos.