El precio de no escoger
Los de Pablo Iglesias atraviesan su brete más delicado entre la tensión catalana y el giro a la derecha de la opinión pública española
Podemos ha sufrido un sensible desgaste electoral por su postura de no elegir bando en la crisis política catalana.
Catalunya ha colocado a Podemos y sus confluencias en un brete delicado, con la opinión pública polarizada en un eje identitario y los balcones de todo el país peripuestos de banderas. Las encuestas, aunque heridas de volatilidad, apuntan a que han sido adelantados por Ciudadanos, que está comiéndose al PP por los pies, es decir, por la derecha. Del compendio de encuestas se deduce que Podemos ha sufrido un evidente desgaste por negarse a elegir bandera e insistir en la perentoriedad de la solución plurinacional. Ha perdido la barrera del 20% y resiste con aparente firmeza en el suelo electoral, alrededor del 18%, fijado hace un año durante los cainitas prolegómenos de Vistalegre.
Aun conservando ese suelo, la subida de votos de Ciudadanos supone un peligro real para Podemos. Se ha resentido, según el CIS, la valoración de su líder, Pablo Iglesias, y se detectan fragilidades en la retención de voto en la llamada España vacía. Es cierto que el crecimiento de los de Albert Rivera no se hace a costa de los de Iglesias, apenas hay tasa de transferencia entre ambos, situados hoy en extremos opuestos del arco político. Los votos de Ciudadanos proceden sobre todo del electorado más conservador de un PP asfixiado por el incesante chaparrón de la corrupción y tildado de blando por los que ansían una revancha contra Catalunya. Alrededor de un millón de los hoy seguidores de Ciudadanos salen de ahí. Pero ante unas hipotéticas generales, para Podemos no importa de dónde provengan los votos de los naranjas, perdiendo el ordinal en las provincias pequeñas de la España interior, es decir, su posición relativa, perdería una docena de escaños aunque obtuviera los mismos votos que en el 2016. Las peculiaridades del sistema electoral español convierten en trascendente la posición relativa en la meseta.
Por el otro lado del cuadro, la inflamación nacional en esos territorios, menos poblados y más envejecidos, ha hecho que el PSOE de Pedro Sánchez no flaquee y recupera tanto voto de Podemos como pierde en favor de Ciudadanos, según los datos que maneja el analista Jaime Miquel, que considera que el casi 19% de Podemos en este trance es un número extraordinario que prueba que el país ha cambiado. Para el PSOE, haber enterrado las promesas de primarias (acercarse a Podemos, alejarse del PP, impulsar la plurinacionalidad…) no tiene coste mientras las banderas cuelguen en las ven-
DESGASTE DEMOSCÓPICO
Podemos ha perdido la barrera del 20% de votos y resiste en su suelo del 2016, del 18%
LA ESPAÑA INTERIOR
Ciudadanos amenaza escaños de Podemos en la meseta, aunque crezca a costa del PP
COHESIÓN
Pese al desgaste, no hay discrepancias en el consejo estatal sobre la estrategia catalana
EN STANDBY
La dirección estatal no ve generales en breve y espera que amaine la tormenta catalana
tanas. Con una desmovilización de 700.000 electores de izquierda, el efecto Catalunya es para Podemos una tormenta perfecta, un marco hostil en el que nada hay que ganar. Lo sabían los comunes días antes de la convocatoria del 21-D, unas elecciones que veían como salida al colapso y a la vez como una cita letal.
La discrepancia, más o menos intensa, tanto con IU como con el sector anticapitalista no ha supuesto riesgo para la coalición. No hay conatos de motín, pero la tripulación está asustada. La meseta y Andalucía son muy sensibles a los furores de Catalunya, de ahí que, antes de embarcarse en la campaña catalana, Podemos haya diseñado una gira de sus líderes estatales por la España interior. Este fin de semana el tour visitaba las jornadas sobre proceso constituyente organizadas por el diputado Manolo Monereo en Córdoba. Antes pasó por Logroño y Pamplona y en breve recalará en Badajoz y Albacete.
La dirección política está tranquila. Ve las olas como murallas alrededor del balandro, pero confía en la cohesión interna. No ha habido discrepancias sobre la línea política en la dirección ni el consejo estatal. La plurinacionalidad y el derecho a decidir están en las ideas que fundaron Podemos, recuerdan desde el errejonismo. La crisis catalana, además, eliminó el escollo para la deseada confluencia con los comunes: Albano Dante Fachin se fue. La dirección estatal barrunta que no habrá generales a corto plazo, y la situación de Podemos es hoy la opuesta a la del PSC, que tiene encuestas favorables y una grave crisis interna.
Podemos se jacta de haber sido el único partido cuya actuación en la crisis catalana ha estado inspirada por la responsabilidad y no por el cálculo electoral, y anhela que a medio plazo ese capital sea reconocido. Una posible solución tripartita en Catalunya debería despejar el panorama para recuperar una agenda política que no esté presidida por el color de las banderas, aunque en Andalucía se ve con inquietud un pacto con ERC. El cofundador Juan Carlos Monedero habla estos días de la necesidad de defender la plurinacional de España y explicar, al tiempo, la condición española de esa plurinacionalidad: Catalunya no es una nación ajena a España sino que construye España. Llama a combatir la idea de una España castellana excluyente, que ha prendido en cuatro generaciones educadas durante el franquismo. Zarandeado por la mar arbolada, recogido el trapo y mientras espera que el huracán amaine, el velero morado aguanta al pairo. Ante una gran tormenta, hay que garantizar que las arremetidas no alcancen la embarcación de través, so pena de volcar. Pero sin impulso de vela, el timón no gobierna, y para mantener la proa Podemos ha echado el ancla de capa, un cono de lona que flota cerca de la superficie y obliga al barco a orientarse con la amura a la mar y al viento. El ancla de capa no garantiza un rumbo, pero evita la catástrofe mientras se esperan céfiros bonancibles. Toca paciencia, porque en las grandes tormentas no se ganan las regatas, pero acecha un naufragio.