Unos 1.700 jóvenes, en el festival de música cristiana de Canòlich
El Festival Canòlich Music ha celebrado entre el viernes y ayer sábado su quinta edición en Sant Julià de Lòria, en el Principado d’Andorra, con asistencia de unos 1.700 jóvenes procedentes de diferentes puntos de Catalunya, Valencia y Madrid, y por descontado de Andorra. Los jóvenes han compartido conciertos musicales con talleres de reflexión y plegarias, combinando la parte más recreativa con la espiritual.
El acto central fue la multitudinaria celebración eucarística, acompañada con música góspel, oficiada ayer por el párroco de Sant Julià y delegado de Enseñanza de Urgell, Pepe Chisvert, que contó con un saludo del obispo Joan-Enric Vives animando a los jóvenes en el camino de la fe.
En la edición de este año los artistas invitados han sido el grupo británico LZ7 (grupo cristiano de rap y de baile de Manchester, que hace cinco años llegó al puesto 12 de las listas británicas con 27 millions), Andy Hunter, SAL150, Assisi, Álvaro Fraile, ONE y el grupo de góspel de más de 70 cantantes Gospel Viu. Se ha celebrado también el concurso para jóvenes valores musicales, en el que han participado cerca de 30 formaciones de chicos y chicas, bajo el lema La vida es para los demás. Los ganadores de anteriores ediciones del concurso, como Artista Convidat e Infínitum, intervinieron también en los conciertos.
En el festival trabajan cerca de 90 voluntarios de Andorra y de los grupos de pastoral joven de la diócesis de Urgell. Uno de ellos, Adrià, de 18 años, que ha estado en el mostrador de las acreditaciones, explica que por primera vez se han puesto a la venta unas tazas con logo del Canòlich Music, así como pulseras, calendarios y otros recuerdos del festival. Marta, de 16 años, señala que ha trabajado en las últimas semanas en un vídeo con otros compañeros de la clase de religión y ha ayudado a preparar la celebración eucarística.
“Es un ambiente muy bueno, conoces a gente de muchos sitios distintos, podemos bailar, escuchar música, y también hacemos juegos, encuentros de grupo. Las plegarias también son muy diferentes y eso me gusta, no son un rollo”, comenta Laia Estruch, que ha participado por segundo año.