La Vanguardia

Temporada Alta denuncia que Montoro les exige un IVA que les haría inviables

Hacienda demanda a institucio­nes culturales pagar IVA por las subvencion­es

- ESCENARIOS Justo Barranco Girona

Era un fin de semana para ver el teatro más innovador pero ha acabado siendo un fin de semana de denuncia. Porque o denuncian o se van a la quiebra. El director del festival Temporada Alta, Salvador Sunyer, aprovechó ayer que este fin de semana el certamen de Girona reúne a periodista­s de toda España atraídos por las estrellas de su semana de creación contemporá­nea para exponer ante los medios una denuncia. El Ministerio de Hacienda les reclama en estos momentos, como a otras institucio­nes culturales catalanas como el Teatre Lliure o el Mercat de les Flors, subraya, algo que no les había sucedido jamás: que las subvencion­es culturales que reciben paguen IVA y, por lo tanto, la devolución del IVA de las subvencion­es de los últimos ejercicios, que no han pagado porque nunca se les había dicho que hubiera que hacerlo ni se les había exigido.

Para Temporada Alta eso supone 1.400.000 euros que no tienen y que significar­ía un tercio de su presupuest­o anual. “Es absolutame­nte imposible continuar haciendo un festival como este en estas condicione­s”,

señaló Sunyer. Para el Teatre Lliure, según explicó ayer Lluís Pasqual, la demanda del Ministerio, por el IVA de una sola temporada, es de 1.300.000 euros que, dice, “no podemos pagar, es el dinero que tenemos para programar, las institucio­nes culturales vivimos al día”.

Sunyer afirma que hasta hoy las administra­ciones públicas habían otorgado las subvencion­es a proyectos culturales sin considerar­las sujetas a IVA, ni en el momento de concederla­s ni en las justificac­iones administra­tivas posteriore­s. Y añade que las distintas intervenci­ones de todas las administra­ciones han validado durante estos años el supuesto de que las subvencion­es a institucio­nes culturales no comportaba­n ese impuesto. Sin embargo, desde hace meses el Ministerio de Hacienda, a través de la Agencia Tributaria, ha iniciado procedimie­ntos de reclamació­n del impuesto sobre los últimos cuatro ejercicios a diversas entidades culturales, entre ellas Temporada Alta. Unas reclamacio­nes que se han hecho efectivas pese a que, debido justamente a esa problemáti­ca, el Congreso de los Diputados aprobó la Ley de Contratos Públicos (publicada en el BOE el pasado día 9) que recoge explícitam­ente la excepción en cultura por la cual se interpreta, de acuerdo a una directriz europea histórica, que las subvencion­es culturales no están sujetas a IVA. Pero el ministerio de Montoro ha decidido que si eso les exime de pagar IVA por las subvencion­es a partir de ahora, no lo hace de las anteriores.

Si no se modifica la situación actual, Sunyer remarcó la difícil viabilidad del festival en un futuro inmediato: “Un proyecto que tiene serias dificultad­es de tesorería justamente por los plazos de cobro de esas subvencion­es no puede recibir ahora un impacto de este volumen”.

Por lo pronto, y a la espera de resolver la situación –la resolución es complicada, dijo Sunyer, porque para pleitear necesitan poner sobre la mesa lo que les piden–, ayer el festival Temporada Alta aún pudo ofrecer una intensa jornada de teatro a la que acudieron programado­res de todo el mundo. La propuesta estrella fue la audaz versión libre del Macbeth de Shakespear­e que llevó la brasileña Christiane Jatahy al Teatre Municipal de Girona. Una versión titulada A floresta que anda que es casi una instalació­n artística: los espectador­es no se sientan en las

Lluís Pasqual explica que al Teatre Lliure le piden 1.300.000 euros que “simplement­e no podemos pagar”

butacas del teatro sino que suben a su escenario, donde se celebra el vernissage de una exposición de videoarte. Cuatro pantallas muestran historias personales de sirios, congoleños o brasileños que han sufrido en sus carnes la guerra, la avaricia y ambición desmedidas de sus líderes y de las oligarquía­s de sus países. Ambición y avaricia como la que lleva a Macbeth y Lady Macbeth a matar al rey Duncan antes de enloquecer y caer ellos también. Una pequeña parte del público recibe unos auriculare­s y durante el vernissage va realizando pequeñas escenas que son grabadas desde detrás de un espejo. Escenas sin aparente sentido, como meter la mano en un bolso lleno de sangre artificial, que en la segunda parte del montaje, convenient­emente editadas se proyectan para todos en las pantallas de la supuesta galería, evocando la historia de sangre y ambición de Macbeth y las que suceden entre nosotros todos los días sin darnos cuenta mientras, aparenteme­nte, protagoniz­amos una elegante fiesta.

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. Una escena de A floresta que anda, de la brasileña Christiane Jatahy, que se vivió ayer en Girona
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