Reconstruyendo

Creo que no deberíamos hablar más de los errores que han cometido nuestros políticos, convencidos por las múltiples manifestaciones de personas de que podían tener un maravilloso futuro, sin nadie que les controlase, y hasta conseguir forrarse sin riesgo. La gente se manifestaba con mucha más emoción que formación e información sobre las consecuencias del independentismo. Pongámonos a reconstruir a toda velocidad nuestro país. Eso sí, los que han provocado el descalabro, que se escondan. Quizás lo mejor es que se vayan a América. Es más fácil encontrar trabajo de camarero en Nueva York que en Bruselas, y pueden empezar una nueva vida, pero saquémoslos de la cárcel a cambio de que empiecen esa nueva vida en serio. Algunos, con buena fe, pensaban que el independentismo sería mejor que seguir en España. Los países ganan prestigio poco a poco, pero pueden perderlo con rapidez. China lleva más de dos décadas haciéndolo bien y sólo ahora empieza a tener prestigio, tras años de buena gestión política. Japón, que en los años ochenta parecía que se iba a comer el mundo, lleva un montón de años relativamente quieto. Brasil salía en todas las sesiones de economía global hace cinco o seis años, pero hoy suscita muchas dudas. Nosotros nos hemos cargado nuestra excelente imagen.

¿Qué podemos hacer para reconstruir nuestro prestigio? Hemos de conseguir que vengan muchos “tomadores de decisiones internacionales”. Y para ello, tenemos que hacer deberes. Toda empresa relevante, escuela de negocios, facultad universitaria, ha de buscar la manera de organizar cosas internacionales de forma que vengan personajes importantes y vean la paz que tenemos. Y si a estos actos podemos invitar a algunos periodistas, hagámoslo y tratémoslos muy bien. Cuidemos todos nuestros activos: puerto, aeropuerto, Fira, Tibidabo, Montjuïc, parques... Cuidemos nuestros impresionantes edificios. No destrocemos la movilidad de Barcelona, cosa que conseguiremos a base de ensanchar aceras, llenarla de carriles bici, perseguir con multas y grúas a quienes se despisten unos minutos en un aparcamiento, mientras las bicis y las motos pasan alrededor de los

Nos hemos cargado nuestra excelente imagen y ahora nos toca hacer borrón y cuenta nueva e iniciar enseguida la reconquista

que circulan o se saltan los semáforos en rojo.

Podríamos crear algún premio internacional más, muy mediático, que relacionase nuestro país con temas de importancia global: medicina, arquitectura, educación, calidad de vida o responsabilidad social corporativa. Y crear una agencia que ayudase a optimizar todas estas cosas mediante un asesoramiento digital que permitiese su difusión global con calidad, convirtiéndonos en el país más entusiasmante del mundo. Ya sé que todo esto es poco concreto, pero hemos de hacer borrón y cuenta nueva. Aquí no ha pasado nada, y vayamos a reconquistar rápido nuestro puesto en la clasificación de ciudades y países avanzados, tranquilos, amistosos y sensatos. Esto es urgente y hemos de trabajarlo con ingenio, compromiso y velocidad. Hay muchas cosas que mejorar desde el punto de vista autonómico. Pero esto hay que negociarlo con inteligencia, humildad, respeto y tenacidad (al final, estas cosas son valores).