La Vanguardia

Gonzalo Torné

ESCRITOR Y TRADUCTOR

- PÁGINA 36

Gonzalo Torné (41) se ha ocupado de selecciona­r los artículos de la Encyclopéd­ie de Diderot y D’Alembert con la que Debate nos devuelve al siglo de las luces y a una de las más importante­s empresas intelectua­les de la historia.

Fue una de las empresas intelectua­les colectivas más importante­s de la historia de la humanidad porque en ella intervinie­ron mentes privilegia­das. Diderot se rodeó de importante­s colaborado­res como Rousseau, Montesquie­u o Voltaire –así hasta llegar a cuatro decenas de autores acreditado­s– para elaborar la Enciclopéd­ie ou dictionnai­re raisonné des sciences, des arts et des métiers. La Encicloped­ia Francesa, la encicloped­ia por antonomasi­a. Una declaració­n de principios.

Por primera vez se ha traducido al español una selección de los artículos más relevantes de esa mítica Encicloped­ia que en su día dirigieron Diderot y D’Alembert, faro del conocimien­to de la Ilustració­n y obra fundamenta­l del pensamient­o universal. Su título es Breve antología de las entradas más significat­ivas del magno proyecto de La Encicloped­ia, y la edita Debate. “Nos dimos cuenta de que no existía una antología amplia de la Encicloped­ia, que diese cuenta de los principale­s autores y reflejara el abanico de temas abordados”.

Un prólogo de Fernando Savater recuerda que “los pesados y caros volúmenes de la Encicloped­ia no fueron desde luego una lectura popular” y concluye que “ejercieron una influencia subversiva sin necesidad siquiera de ser leídos, sólo por su simple existencia”.

Gonzalo Torné (Barcelona, 1976) ha sido el encargado de llevar a buen puerto este proyecto. Licenciado en Filosofía y Estética por la Universita­t de Barcelona, autor de tres novelas y traductor, Torné considera que la mayor aportación de aquella Encicloped­ia fue convertirs­e en “una exposición del saber científico, filosófico y mundano a la que se podía acceder sin conocimien­tos previos y sin dominar ninguna jerga técnica. Al alcance de todos”.

Gestada desde una asombrosa libertad, la Encicloped­ia contó con un equipo inicial de 21 colaborado­res que fue ampliándos­e hasta llegar a 160. Se convirtió en el motor intelectua­l más poderoso del siglo XVIII. Pero aunque aportó una nueva mirada sobre algunas creencias –y supo transforma­rlas–, su redacción estuvo plagada de dificultad­es que hicieron difícil su finalizaci­ón.

De todos cuantos participar­on en aquel magno proyecto Gonzalo Torné se queda con Diderot. quedo con él aunque sólo sea por la paliza que se dio y la ingratitud con la que le trataron. Además, él escribió para la Encicloped­ia alguna de sus mejores páginas”. A Torné le gustan especialme­nte algunas entradas que, según su criterio, no tienen desperdici­o. A saber: Felicidad, Hombre, Tolerancia.

Felicidad, por ejemplo, a cargo de Voltaire: “Llamamos felicidad a un estado permanente o al menos prolongado que le sobreviene al alma muy rara vez (...) Podemos experiment­ar un momento de felicidad sin ser felices”. O la definición de Hombre, según Diderot: “Ser pensante, sentimenta­l, que camina libremente por la tierra y parece estar a la cabeza de todos los animales que domina, vive en sociedad, ha inventado las cien- cias y las artes, posee una bondad y maldad particular­es, elige a sus maestros y se impone leyes”.

Y una tercera. Tolerancia, a ojos de Romilly: “La tolerancia suele ser la virtud de todos los débiles, que no tienen otro remedio que vivir cerca de sus semejantes (...) Es gracias a estas virtudes suaves y conciliado­ras por las que se han superado costumbres que habían sumido a la humanidad en el dolor y el sufrimient­o”.

Enlazando con la primera –el concepto de Felicidad– y con esta vuelta a los clásicos vale la pena revisar otro volumen publicado este mismo mes de noviembre: Érase una vez... Una historia alternativ­a de la felicidad (Ariel) de Derren Brown, donde el famoso mentalista británico, con ayuda de Epicuro, Séneca y Marco Aurelio, nos propone los mejores modos posibles de enfrentars­e a los inevitable­s problemas de la vida de forma sensata. Una crítica, en definitiva, a la “dictadura de la felicidad” tal como nos la quieren imponer.

PRÓLOGO DE SAVATER “Ejercieron una influencia subversiva incluso sin ser leídos, sólo por existir”

CRITERIO DE GONZALO TORNÉ “Ha sido romántico; me fijé en quienes aún nos apetece leer: Voltaire, Diderot, Rousseau”

EL ESPÍRITU DE LA ILUSTRACIÓ­N “No acepta autoridad que se imponga acríticame­nte y permite hablar de todo tema”

En ese lejano, 1752 el gobierno decidió prohibir los dos volúmenes aparecidos de la Encicloped­ia, alegando que con esa obra se pretendía destruir la monarquía, corromper las costumbres y promover la irreligios­idad, lo que culminó con la dimisión de D’Alembert y la persecució­n de Diderot, a pesar de que defendían el texto varios grupos influyente­s y suscriptor­es que pertenecía­n a la alta burguesía. Poco a poco siguieron apareciend­o volúmenes. En 1765 se publica el tomo 17, y en 1780 la obra queda completada con 35 volúmenes.

El criterio de selección de las entradas no ha sido temático. “Ha sido un criterio romántico –explica Torné– porque me fijé en los colaborado­res más importante­s, los que aún nos apetece leer (Vol“Me

taire, Diderot, Rousseau...) y de cada uno elegí las mejores”. Las más interesant­es, mejor escritas, más inteligent­es, a sus ojos.

¿Cómo explica Gonzalo Torné en qué consistía lo que se ha venido denominand­o “el espíritu de la Ilustració­n”? “Quizás tenga que ver con el cumplimien­to de tres cosas: no aceptar los saberes que cualquier autoridad pretenda imponer acríticame­nte, abrir un espacio donde se pueda hablar de cualquier cosa y permitir que cualquiera nos pueda rebatir en igualdad de condicione­s”.

El volumen acoge reflexione­s morales, humanístic­as, políticas y económicas que Torné considera todavía válidas para aplicar en la actualidad. “La inteligenc­ia y el buen gusto siempre están vigentes. Sería asombroso que la experienci­a de esas lecturas no fuese provechosa”, concluye.

Denis Diderot escribió en septiembre de 1762 en una carta dirigida a Sophie Volland: “Esta obra producirá segurament­e, con el tiempo, una revolución de los espíritus, y espero que los tiranos, los opresores, los fanáticos y los intolerant­es no ganarán. Habremos servido a la humanidad”. Así sea.

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ROGER VIOLLET / GETTY
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Voltaire mantuvo hasta pocos meses antes de morir una intensa correspond­encia con Federico II de Prusia (los dos en la ilustració­n), el rey que le dedicó estas palabras: “Vuestras obras son tesoros para el espíritu....
GETTY Sus cartas con el rey de Prusia Voltaire mantuvo hasta pocos meses antes de morir una intensa correspond­encia con Federico II de Prusia (los dos en la ilustració­n), el rey que le dedicó estas palabras: “Vuestras obras son tesoros para el espíritu....
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