La Vanguardia

Nuria Fernández

ATLETA

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Nuria Fernández (41), madre de tres niñas, campeona de Europa de 1.500 m en el 2010, sigue en el podio. Movida por la ilusión y el apasionami­ento, ayer se aupó a las fuentes de Montjuïc para recoger el tercer puesto en la Jean

Bouin.

En el 2007, alguien le dijo a Nuria Fernández:

–Pero ¿estás loca o qué? Entonces, Nuria Fernández era una atleta importante, una de las mejores mediofondi­stas europeas. Una mujer enfrentada a un debate: tenía 31 años. Su carrera deportiva entraba en una fase decisiva, quién sabe si terminal.

Y ella había decidido quedarse embarazada.

–¿No arriesgaba mucho? –Me llamaba el ser madre. Pensaba con el corazón. Es cierto que me la estaba jugando. Mi entorno me decía: “¿Cómo piensas volver a la élite...? ¡No podrás!”. Estaba entrando en el terreno de la incertidum­bre. Económicam­ente me estaba reventando. Y el entorno no se ponía de mi parte. –Pero salió adelante.

–Y muy bien. Soy una mujer afortunada. Sacamos arriba a la criatura y volví a lo alto. Cierto.

Un año más tarde, todo había vuelto a su lugar.

Candela, la criatura, la hija de Nuria Fernández, correteaba por las pistas de atletismo del INEF, en Madrid: Aser Pernil, el padre, acunaba a la niña mientras la madre daba vueltas al pasillo de césped artificial.

Nuria Fernández no había perdido el hilo. Había vuelto renovada, con apetito. Y en el 2010 registraba el hito de su carrera: campeona de Europa de 1.500 m. Lo había hecho en el Estadi Olímpic de Montjuïc.

–¿Cómo pudo ocurrir aquello? ¿No insistían en que había tirado su carrera deportiva por la borda? –se le pregunta.

–Supongo que, al ser madre, me sentía más responsabl­e, menos alocada, más completa.

Puede, puede. A veces, esto del atletismo tiene su misterio.

Luego llegaron más niñas. Valentina tiene cuatro años. Y María, dos. Y Nuria Fernández, madre de tres, continúa compitiend­o.

La conversaci­ón se desarrolla­ba ayer al pie de Montjuïc, junto al podio de la Jean Bouin, la prueba que organiza Mundo Deportivo. Nuria Fernández había acabado tercera, tras María José Pérez y Marta Galimany.

–¿Sabe una cosa? –pregunta–. Hoy corría emocionada. Iba subiendo y bajando por Montjuïc y me acordaba de aquel título europeo del 2010. Corría y veía cómo me iba pasando por delante la vida, mi carrera deportiva, desde mis inicios hasta aquel oro. Y desde aquel oro hasta ahora. No sé, me dicen que soy una pinturera... –En fin, es para emocionars­e. –Yo también lo creo –replica. –¿Y hasta dónde piensa llegar? ¡Ya tiene 41!

–A ilusión y ganas... Pero ahora he perdido algo. El cuerpo me empieza a fallar. La rodilla (se señala la rodillera en la pierna izquierda), la cadera... Van muchos años al límite, y el cuerpo se queja. –Pero sigue al límite. –Bueno, desde la Copa de Europa del pasado verano ya no me fuerzo tanto. Cuando compito voy al 100%. Pero entrenándo­me me lo tomo con más calma. Es que al cuerpo le cuesta reaccionar...

–Repito: ¿hasta dónde piensa llegar?

–Bueno, voy al día a día. Por ahora, sigo en las grandes carreras. Tengo mi beca, sigo siendo una profesiona­l. Aparezco en las mejores carreras del mundo. El cross de Atapuerca, la San Silvestre Vallecana, hoy la Jean Bouin... Cuando toque la pista ya veremos. Ya se verá.

Nuria Fernández se da tiempo para pensar en eso. Ahora prefiere trotar por los senderos. Hace dos meses, la familia cambiaba el ajetreo de Pozuelo de Alarcón por el campo. Los cinco cogieron los bártulos y se fueron a Torres de la Alameda, fuera de Madrid.

–Tenemos hasta un huerto –se ríe. Y vuelve a preguntar–: ¿Sabe una cosa?

–Diga, diga.

–Hace poco, creo que tuve una señal. Había salido a correr por el campo y me encontré con una pista de atletismo. Así, de repente, en el pueblo, en una población de 8.000 habitantes. Nadie me había hablado de ella. Allí sólo interesa el fútbol. Pero ahí estaba la pista, roja, con la calle uno brillante. Me dije: ‘Alguien me ha enviado una señal. Debo promover el atletismo aquí’. Y me puse en marcha. –¿Qué ha hecho?

–He montado un club. Se llama Nuria Fernández. Original, ¿eh...? Por ahora tengo veinte atletas. Y he montado una actividad: Mamá a la Carrera. Espero a que las madres dejen las niñas en el colegio y se tomen el café. Y luego las llevo a entrenarse. Aunque esta vida es dura. Tienes que verte con el concejal, con los funcionari­os, negociar, pedir ayudas... Eso me cansa más que diez series de mil metros.

En su caso, quien lleva a las tres niñas al colegio es Aser Pernil, su pareja.

–Le debo mucho a Aser, de no haber sido por él... –dice Nuria Fernández.

Últimament­e, el hombre anda tocado. En estos días se cumple un año desde la muerte de Pepelu Carreras, su compañero de fatigas desde hace casi treinta años.

Que sirvan estas líneas para recordarle.

APUESTA ARRIESGADA “Cuando decidí ser madre, a los 31 años, algunos me decían que nunca volvería a la élite”

EL RECUERDO “Ayer recorría Montjuïc y recordaba el oro europeo del 2010; me pasaba la vida por delante”

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 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Nuria Fernández estira los isquiotibi­ales ayer, poco antes de la salida de la Jean Bouin Internacio­nal, al pie de Montjuïc
ANA JIMÉNEZ Nuria Fernández estira los isquiotibi­ales ayer, poco antes de la salida de la Jean Bouin Internacio­nal, al pie de Montjuïc

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