Inestabilidad por triplicado
Por si las negociaciones del Brexit no fueran de por sí difíciles, se ven además complicadas por la inestabilidad política en Londres, Dublín y Belfast (por no hablar de Alemania). En Londres, Theresa May es una de las primeras ministras más débiles en la historia del país, en el puesto tan sólo como una figura de compromiso entre los partidarios de un Brexit radical y menos radical. Su mayoría es tan raquítica que necesita el apoyo de los ultraconservadores norirlandeses del DUP, que se niegan a una frontera invisible entre el Reino Unido e Irlanda en el mar, a un estatus especial para la provincia o a cualquier idea que pueda parecer un paso hacia la reunificación. Las instituciones autonómicas llevan meses suspendidas, desde que el Sinn Féin abandonó el gobierno. Para volver, exige una ley de integración lingüística que fomente el estudio del gaélico. Y en Dublín reina también la inestabilidad desde que el Fine Gael (centroderecha) no obtuvo mayoría absoluta en las elecciones del 2016 y dirige una especie de “gran coalición” con un grupo de independientes y la garantía de que la oposición del Fianna Fail (centro izquierda) no vetará los presupuestos. El fantasma de un viejo escándalo de abuso de poder y encubrimiento puede hacer caer al Gobierno en el momento más inoportuno.