Un ministro israelí opuesto al trabajo en sabbat dimite y debilita el Gobierno
El ministro de Sanidad israelí renunció ayer a su cargo por oponerse frontalmente a que se lleven a cabo trabajos públicos durante el sabbat, lo que de rebote debilita el Gobierno de Beniamin Netanyahu, que, aunque conservaría su mayoría, queda expuesto a que otros líderes que apoyan su coalición den un paso similar.
Yaakov Litzman, que dirige el poderoso partido ultraortodoxo, anunció que dejaba sus responsabilidades alegando su oposición a que se lleven a cabo trabajos continuos de mantenimiento de las líneas ferroviarias estatales en el sabbat, día santo del judaísmo, durante el cual, y según la ley religiosa, cualquier tipo de trabajo está prohibido.
Las formaciones ultraortodoxas han ayudado tradicionalmente a Netanyahu a completar sus mayorías y apuntalar sus planes de gobierno. De hecho, suelen ser los artífices que crean o dejan caer gobiernos en el fragmentado sistema de partidos de Israel. A cambio de su apoyo al primer ministro, generosas partidas presupuestarias se destinan específicamente a estas comunidades religiosas.
La dimisión de Litzman pone en el foco a los otros dos partidos ultraortodoxos que apoyan a Netanyahu. El premier dio ayer las gracias al ministro “por sus servicios”, pero anunció que no va a disolver la coalición por su marcha. Netanyahu subrayó la importancia del sabbat para ahuyentar un posible efecto dominó, pero a la vez aseguró que los trabajos ferroviarios son necesarios, un guiño de que no quiere dar muchas concesiones a los partidos religiosos para no desencantar a su amplia base electoral laica.
Dentro de este juego de equilibrios, la desacralización del sabbat es un asunto de lo más espinoso que, en el pasado, ha desembocado en crisis que reflejan el abismo cultural que existe entre la minoría ultraortodoxa de Israel y una mayoría secular. Es verdad que buena parte del país, incluidos los transportes públicos, se paraliza con la puesta de sol del viernes, aunque sólo una minoría de los israelíes cumpla estrictamente los preceptos del sabbat. De hecho, en bastiones laicos como Tel Aviv, los cines y las tiendas están abiertos, y se llevan a cabo competiciones deportivas.
El ya exministro Litzman declaró que no podía “continuar desempeñando las responsabilidades ministeriales” por los continuos trabajos en la red ferroviaria, porque para él eso supone “una desacralización de los valores sagrados del pueblo israelí”. Por su parte, la autoridad ferroviaria israelí asegura que son necesarios ese día para no tener que llevar a cabo obras durante la semana, lo que incomodaría a miles de usuarios.