París acoge la 25.ª edición del versallesco baile de las debutantes
París acoge el baile ritual de ingreso en sociedad de 21 jóvenes
Con su vestido azul semitransparente firmado por Zuhair Murad, Amina Martínez de Irujo fue, a sus 16 años, una de las 21 debutantes, la noche del sábado, en el hotel Peninsula de París. Era la 25.ª edición de la versión francesa de un ritual británico, abolido por la reina en 1953 y recuperado dos décadas más tarde por quienes a pesar de su revolución tienen nostalgias versallescas.
Su hermano Luis Martínez de Irujo, de la misma edad, se alineaba junto a otros veinte caballeros, como se los llama, invitados a escoltar a las protagonistas, de entre 16 y 22 años, que según la tradición instaurada en 1780 por el primer baile, el Queen’s Charlotte Bal inglés, ingresaban en sociedad.
Los hijos de Cayetano Martínez de Irujo y Genoveva Casanova, con su genealogía, estarían como en casa. Porque el Peninsula, instalado en una de las doce avenidas que salen del Arco de Triunfo, fue antes Palais de Castille, habitado durante 36 años por María Isabel Luisa de Borbón y Borbón-Dos Sicilias.
Conocida como la de los tristes destinos o la reina castiza, Isabel II se exilió en Paris en 1868, tras abdicar. Y allí murió, en 1904.
El diseño de Murad, de la colección del año pasado, competía con otros vestidos de firma: los modistos ceden sus creaciones. No sin ciertas dudas al confiar su creación a unas adolescentes que por supuesto no los pasearán como una modelo.
La elección de los vestidos, como la de todo lo que brilla, y de los entre bastidores del baile, la lleva “la patrona”, Ophélie Renouard, activa rubia nacida en Saigón, llegada con diez años a París y en 1994, como encargada de acontecimientos en el grupo Taittinger, responsable de la resurrección del baile. En el 2010, vendido el grupo Taittinger y sus hoteles, Renouard funda la empresa Le Bal y continúa sola. “Mi pesadilla es la niña rica, sin otras cualidades particulares, que cree poder comprar su plaza en el baile”, dice.
En cambio, cita a dos de sus invitadas de años anteriores, sin escudo heráldico: “La hija de un taxista inglés, QI superior al de Einstein, y una norteamericana, de 16 años y alumna de instituto, distinguida por el Google Science Fair por su test de detección del virus ébola”.
En esa línea, el sábado, Alice Ho, 18 años, hija menor de Stanley Ho Hung-sun, rey del juego en Macao, podía jactarse de su condición de precoz matemática, estudiante del reputado MIT de Estados Unidos. Su caballero, en cambio, provenía del cine y el deporte: a sus 18 años, Giacomo Belmondo es hijo del excorredor automovilístico Paul Belmondo y de su esposa italiana. Y nieto del popular actor. Motor y cine, también, en los genes de Helena Alesi, 21 años, hija de la actriz japonesa Kumiko Goto y del excorredor de fórmula 1 Jean Alesi.
¿Nobleza? Cecily Lasnet, 17 años, es descendiente del duque de Devonshire. Pero su presencia tenía más que ver con la condición de modelo cotizada de su madre, Stella
Tennant, prima lejana de lady Di.
Más ambigua la selección de Lori Harvey, hijastra del actor y productor norteamericano Steve Harvey, debutante también como actriz a sus 20 años, tras abandonar el sueño de triunfar como amazona. Lori se instalará en Lyon, con su marido, el holandés Memphis Depay, jugador de fútbol del OL.
Los fotógrafos perseguían a Ava Philippe, a sus 18 años vivo retrato de su madre. Reese Witherspoon. O se desplazaban de Hollywood a Bollywood: Aanya Panday, 19 años, es hija del actor Chunky Panday.
En fin, perfume francés para Jeanne Malle, 16 años, hija de Frédéric Malle, nariz (compositor de perfumes) y sobrina nieta del cineasta francés Louis Malle. Nacida en Nueva York, residente en Connecticut, Jeanne dudaba el sábado sobre su vocación: “Escritora; no, redactora jefe de una revista”. Todo esto, a ritmo de vals.
Amina Martínez de Irujo fue una de las debutantes y bailó con su hermano Luis, ambos de 16 años