La Vanguardia

Fantasmas con antecedent­es

Iglesias Villanueva ignora un gol tan manifiesto como el de la pasada temporada en el campo del Betis

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Barcelona

No fue un gol fantasma, fue un gol catedralic­io el que anotó Messi a la media hora de juego con la inestimabl­e colaboraci­ón del portero Neto. Netamente se introdujo, y botó, el esférico en el interior de la portería del Valencia. Rakitic, quien estaba más cerca de la jugada, levantó los brazos con euforia, y le secundaron otros jugadores, que iniciaron carreras en dirección a Messi para felicitarl­e. La pelota que Neto sacó de la portería fue a parar al defensa Montoya, que no hizo ademán de jugarla, resignado al hecho de que su equipo acababa de ser batido, y fueron los compañeros quienes le apremiaron a seguir. El silbato de Iglesias Villanueva no había sonado, de la misma manera que el que sopla Hernández Hernández ignoró un claro autogol de Piccini en el campo del Betis en un partido decisivo para el desenlace del pasado campeonato y que concluyó con empate a uno.

Dos episodios que no admiten interpreta­ciones, dos errores con incidencia en la clasificac­ión, que perjudican al Barcelona y ocurridos en estadios con público especialme­nte acalorado. ¿Influye la presión de las gradas en las decisiones arbitrales o más bien resulta que los colegiados actúan con prejuicios? Se trata de un debate eterno que no conseguirá zanjar ni la videotecno­logía aplicada al arbitraje, aunque el VAR habría validado sin ninguna duda el gol. Es decir, la impericia arbitral y el retraso de la Liga –por otra parte, nada asombroso a la vista del talante regresivo de su presidente– impidieron que el Barça se adelantara en Mestalla.

Hernández Hernández protagoniz­ó un ridículo mundial, pero lejos de resultar sancionado con arreglo a la magnitud de su error fue obsequiado con la dirección del siguiente clásico. Se desconoce si el despropósi­to de Iglesias Villanueva será correspond­ido con premio

EL PREMIO

El árbitro que ignoró el claro gol en el Villamarín el curso pasado fue obsequiado con el clásico

alguno. Por méritos no será. El árbitro gallego pitó un Villarreal­Barça a comienzos de este año que acabó trastornan­do a los blaugrana, especialme­nte cuando obvió un penalti de manual de Bruno Soriano, que se lanzó al suelo como un portero para bloquear con la mano un chut de Messi a portería. Ese día, 8 de enero, Piqué se retiró de El Madrigal señalando al palco. “¡Lo has visto, eh! ¡Lo has visto!”, gritaba el defensa en dirección a la posición de Javier Tebas, polémico presidente de la patronal del fútbol.

Puede alegar Iglesias Villanueva que fue su auxiliar José Ramos Ferreirós quien no le advirtió de la claridad del gol de Messi. Es el mismo linier que hace dos campañas concedió de manera escandalos­a una diana de Cristiano Ronaldo en fuera de juego clamoroso en Málaga. Dicen que este había sido el mayor error de su carrera. Con el de ayer supera cualquier registro. La expresión de cólera que le dirigió Messi en el momento de autos podía fundir el metal. El argentino se retiró al vestuario, en el descanso y al final del partido, conversand­o con el equipo arbitral, pidiendo explicacio­nes por una jugada que es el paradigma de un sistema viciado, autoritari­o, retrógrado y deliberada­mente parcial.

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MOVISTAR PARTIDAZO El balón rematado por Messi, que se le escapó de las manos a Neto, traspasó claramente la línea, pero el árbitro no lo vio

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