París reabre la pugna europea por los grandes centros del poder financiero
La capital francesa y Frankfurt copan las grandes instituciones reguladoras
La batalla por disfrutar de los enormes beneficios que volarán de Londres en los próximos años en forma de empleo cualificado, inversión y servicios relacionados con el mundo de las finanzas no ha hecho más que empezar. No se trata sólo de ver quién le saca más partido directamente al Brexit, sino también de tomar posiciones para atraer a las instituciones y entidades financieras más poderosas e influyentes para contar con ellas en el futuro. Y aquí todos quieren participar. La semana pasada, París logró un buen instrumento para zamparse un buen trozo del pastel al ser designada para albergar la sede de la Autoridad Bancaria Europea, la EBA, por sus siglas en inglés. Pero quedan muchos otros bocados apetecibles.
Alguno, muy suculento, como el de la gran banca de inversión estadounidense. Lloyd Blankfein, consejero delegado de Goldman Sachs, es consciente de que su entidad es objeto de deseo. Y se deja querer. El alto directivo no está muy activo en Twitter, pero su 25.º mensaje en esta red social, de hace apenas diez días, no pasó desapercibido a nadie. El jefazo de Goldman, con 6.500 banqueros de inversión en la City londinense, escribió que estaba “impactado por la energía positiva” que había percibido en su reciente visita a París, junto con la fortaleza del Gobierno, el empuje de los líderes empresariales y el compromiso por las reformas. “¡Y la comida también es buena!”, concluía.
París no ha ganado todavía a Goldman Sachs, que mantiene la incógnita de cuál será el destino principal para uno de los gigantes estadounidense de Londres que emigrarán para buscar una nueva ubicación para sus cuarteles generales, obviamente con el denominado pasaporte europeo. En la misma situación se encuentran JP Morgan, Morgan Stanley y Citigroup, con sus cerca de 30.000 “amos del universo” –que diría Tom Wolfe para referirse a los ejecutivos de cuello blanco, altos sueldos y facturas desorbitadas–, y los más de 100.000 abogados, consultores y demás profesionales que también tendrán que hacer las maletas más pronto que tarde.
La decisión puede demorarse unos meses, pero, tras la relativa victoria sorpresa de París en la pugna por la EBA, ya nadie se fía de nadie. Puede haber más movimientos inesperados. “La de París es una gran victoria para una ciudad que ya alberga la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA), pero también cambia la visión y la percepción de la reglamentación y de cómo las firmas supervisadas se relacionan con los que hacen las normas”, dice Michael Huertas, socio de Baker McKenzie en Frankfurt. La ciudad alemana fue derrotada en esta ocasión, lo que no impide a Huertas apuntar aspectos positivos para Europa en la victoria de París. “Se ha creado un triángulo de instituciones
A LA ESPERA DE LA GRAN BANCA La banca de inversión estadounidense busca un destino porque no seguirá en Londres
LA ALTERNATIVA Luxemburgo, Dublín y Amsterdam basan su éxito en los servicios muy especializados
reguladoras entre Frankfurt, Bruselas y París, todas ellas ciudades multiculturales con ciudadanos de toda la Unión Europea, y también de España”, añade Huertas.
El eje francoalemán emerge de nuevo, con las respectivas cancillerías apoyando, antes que nada, sus propios intereses, como siempre. Frankfurt tiene el Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones de Jubilación. París, la EBA y la ESMA. “Son agencias europeas importantes y está claro que, políticamente, los dos mayores países de la UE han pesado mucho en la decisión para adjudicar las sedes, aunque también habrá contribuido la presencia en ambos lugares de grandes bancos e infraestructuras de todo tipo”, apunta Francisco Uría, socio del Sector Financiero en KPMG.
Alemanes y franceses mandan y seguirán mandando con el permiso y la delegación tácita de la Comisión Europea y la relativa competencia de las ciudades que se han buscado las lentejas en la especialización, como Dublín con las gestoras de fondos; Amsterdam y Luxemburgo, para las sociedades holding y las aseguradoras... La calidad de vida de Barcelona o la abundante oferta inmobiliaria de Madrid son grandes activos, pero no bastan para captar las grandes sedes.