¿Junts sin el PDECat?
Ala complejidad de la campaña electoral, con un candidato con residencia judicial en Bruselas, las familias exconvergentes han decidido subir la apuesta y lanzar una batalla nada silente por el espacio político que representan. Los movimientos para lanzar la lista del president dejaron sin alternativa electoral al PDECat pero la dirección está ahora dispuesta a luchar contra quienes pretenden residualizarlo desde dentro. Es una batalla supuestamente hibernada hasta la noche electoral pero con estrategias en marcha casi desde el día después del congreso de fundación del partido.
La conllevancia entre la candidatura de Junts per Catalunya y el partido es de lo más orteguiana. Hace una semana, mientras la lista de Junts per Catalunya se presentaba en Bruselas, la coordinadora general del PDECat almorzaba en un parque de Tordera con la historia viviente de la JNC en homenaje a los exconsellers encarcelados que formaron parte de la organización juvenil de Convergència.
No habrá invitación para que Marta Pascal intervenga en los mítines de Junts per Catalunya, aunque sí se aprovechará la línea de continuidad de la presidencia de la Generalitat entre Artur Mas y Carles Puigdemont. Del 129.º al 130.º president. La comunicación no está rota –el martes Pascal estuvo en Bruselas con Puigdemont y volverá la próxima semana; también Mas– pero los intereses mutuos no van acompasados. Eso sí, la estructura se ha triplicado. El president cesado trabaja en Bruselas con excargos desplazados durante la campaña, al equipo que lidera Elsa Artadi en Barcelona se han incorporado los responsables de la campaña convergente más presidencial (La voluntad d’un poble, 2012), y en el partido andan con cierta esquizofrenia que genera el estar en campaña y que no se note.
La candidatura de Puigdemont ha dado aire a la batalla hibernada de familias exconvergentes
Artadi se dio de baja del partido por “motivos personales” no ajenos a la dirección y, por si había dudas, no se cansa de decir que el PDECat no se presenta a estas elecciones. La afirmación tiene una difícil digestión porque la coordinadora general y el secretario de organización no van en las listas pero el partido es propietario de la coalición electoral, es quien registró y patentó la marca y quien se beneficiará de los derechos electorales que genere el resultado de la lista del president.
El relato es un problema añadido. Puigdemont plantea las elecciones como un plebiscito entre él y Rajoy, mientras Pascal aspira a un espacio político viable tras el 22-D, así que no hay error que salga gratis. Ni referéndum para la permanencia de la Unión Europea ni la insistencia en la unilateralidad cuando hay exconsellers pendientes de la resolución del Tribunal Supremo para salir de prisión.
Puigdemont fue el menos convergente de los convergentes, así que cesado por decisión de Mariano Rajoy no será ahora cuando se someta a la disciplina de partido al que muchos de los que apoyan al candidato habían condenado a deambular por el camino del fracaso. Será tras las elecciones cuando se decida si sigue Junts con o sin el PDECat.