Arte, presión y estrategia planetaria
Thriller no apareció de la noche a la mañana, sino que se trataba de una reclamadísima –por la discográfica, por la afición– continuación de Off the wall, el auténtico bombazo que en 1979 había resituado a Jackson en la escena musical, convirtiéndolo en una superestrella en solitario. Una expectación que se había acrecentado con la publicación del primer single del álbum, aquel The girl is mine interpretado en inteligente comandita por Jackson y Paul McCartney. Una presión que tiempo más tarde el productor de la maravilla, Quincy Jones, detallaría: “Cuando estábamos acabando Beat it, trabajábamos en tres estudios; en uno estaba Eddie van Halen con su guitarra, en otro estaba cantando Michael y en el tercero ya mezclábamos. Trabajábamos día y noche hasta el punto que un día los altavoces se sobrecargaron y estallaron en llamas”. La elección del ex Beatle para coprotagonizar la antesala del gran éxito se debió, en parte, como agradecimiento a su colaboración en el Off the wall con el tema Girlfriend, pero sobre todo porque “ya comenzábamos a notar un interés fuera de Estados Unidos por Michael y creíamos que un modo efectivo para llegar a cualquier esquina del planeta era esa colaboración con Paul McCartney”, comentaría años más tarde el entonces vicepresidente de la multinacional Epic, Don Dempsey.