Tequila, libros y boleros
Las mejores recomendaciones para visitar Guadalajara y sus cercanías las dan, claro, los acompañadores de escritores. Cuando Auster, Welsh o PérezReverte han pedido a su asistente “llévame a un sitio auténtico”, estos han eludido las guías de viaje y los han transportado, por ejemplo, a La Cuchupetas, en el centro de la ciudad, especializado en marisco. Los centros de artesanía del cercano municipio de Tlaquepaque han visto desfilar por sus paradas desde la cubana Wendy Guerra a la francesa Muriel Burbery o a grandes de la edición europea como Antoine Gallimard. Y, claro, Tequila, la ciudad donde se originó la famosa bebida, ha sido recorrida por Élmer Mendoza, maestro del género negro y las historias de narcos, quien se acercó al lugar con unos cuates a bordo del tren Tequila Exprés.
Más reposado, Jonathan Franzen prefirió ir al lago de Chapala, el más grande de México, para observar pájaros así como a otros observatorios privilegiados en compañía del editor barcelonés Juan Milá. Gabriel García Márquez –que se iba a bailar con Carlos Fuentes al salón Veracruz, aún con su orquesta nocturna en funcionamiento– recorrió los parajes de su admirado Juan Rulfo, en especial el volcán de Fuego, aún activo, en Comala, pueblo de casas blancas y techos de teja roja.
En hoteles de lujo como el Hilton o el Westin, los dos más cercanos a la feria, se recopilan anécdotas de sus huéspedes ilustres, desde Mario Vargas Llosa –cada día visitaba el gimnasio– junto a Isabel Preysler o el cantante Lucho Gatica quien cantaba boleros por los pasillos junto a Jorge Edwards.