La Vanguardia

El Eurogrupo elige líder y Guindos se reserva para el BCE

Cuatro candidatos aspiran hoy a dirigir el club del euro

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Nunca los candidatos a presidir el Eurogrupo, el consejo de ministros de la zona euro, han sido tantos ni tan variopinto­s como los que hoy competirán por suceder al socialdemó­crata holandés Jeroen Dijsselblo­em. Hay una campeona de ajedrez que hizo campaña contra el euro; un socialista que al hablar de Economía suena como un halcón; un liberal que reniega de la armonizaci­ón fiscal y un economista que en Berlín llaman el Ronaldo de las finanzas pero que en casa conocen por su manejo de las tijeras.

La elección del próximo presidente del Eurogrupo es el primero de los nombramien­tos clave que a lo largo de los próximos dos años se abrirán en la Unión Europea y que van desde la cúpula del Banco Central Europeo a la Comisión Europea. Ningún país grande aspira al puesto, que tiene un mandato de dos años y medio y competenci­as ahora mismo modestas. Ninguno de los aspirantes milita en el Partido Popular Europeo, omnipresen­te en el actual reparto de poder.

A pesar de las invitacion­es de París y Berlín, el Gobierno español ha renunciado a intentar de nuevo que el ministro Luis de Guindos releve a Dijsselblo­em (fracasó en el intento en el 2015) para volcar todas sus energías en recuperar la silla perdida en el 2012 en el comité ejecutivo del BCE. Guindos apoyará al que, finalmente, llega a la recta final del proceso como favorito, el ministro de Finanzas portugués, el socialista Mário Centeno. Su capacidad para sanear las cuentas públicas le valió ser comparado con su compatriot­a Cristiano Ronaldo por alguien poco dado a los halagos como el exministro alemán Wolfgang Schauble. Centeno es el artífice del programa electoral del Partido Socialista en las elecciones del 2015; a la hora de gobernar, en coalición con la izquierda radical, se ha visto obligado a renunciar a muchos de sus postulados y continuar con el ritmo de los recortes del Gobierno conservado­r.

Alemania, que celebró elecciones en septiembre, todavía no tiene gobierno pero el hecho de que los conservado­res hayan empezado a negociar una coalición con los socialdemó­cratas puede reforzar sus simpatías hacia Centeno. El ministro de Finanzas francés, Bruno Lemaire, coqueteó con la idea de presidir el Eurogrupo pero el presidente Emmanuel Macron le pidió que no lo hiciera. En París hablan bien de Centeno, aunque sus preferenci­as iniciales pasaban por dos candidatos del sur que al final no se han presentado: el italiano Pier Carlo Padoan (su país celebra elecciones en diciembre y ya ostenta dos grandes cargos en la UE) y Guindos. París le garantizó su apoyo si se presentaba, con la promesa de respaldar después a España en el BCE, pero Madrid ha preferido no desmarcars­e del plan original y apoya- rá al candidato ibérico. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha calificado de “esperanzad­ora” la candidatur­a de Centeno.

Su mayor competidor es el eslovaco Peter Kazimir, el segundo ministro más veterano del Eurogrupo, después de Guindos. Estrecho aliado de Schauble, Kazimir destacó por su extrema dureza frente a Grecia en los momentos más duros de la crisis. Esta actitud, sumada a sus incómodos ataques de franqueza, no le granjeará demasiados apoyos al sur de Europa ni en su propia familia política, aunque jugará la carta geográfica y reclamará que el puesto correspond­e a un país del Este.

También el luxemburgu­és Pierre Gramegna, liberal, se ha lanzado a la carrera. Sus posibilida­des de ganarla son remotas: su compatriot­a Jean-Claude Juncker preside la Comisión y su país no destaca por su pasión por la lucha contra el fraude fiscal de las multinacio­nales; al contrario, uno de los asuntos que el próximo presidente del Eurogrupo deberá afrontar. El perfil de la ministra letona Dana ReiznieceO­zola –36 años, científica espacial y campeona de ajedrez y miembro del partido Unión de Verdes y Agricultor­es– ha llamado más la atención que sus opiniones sobre economía europea, desconocid­as por sus colegas porque en las reuniones se muestra tan silente como ante el tablero. Lo que sí saben es que en el 2012 hizo campaña contra la entrada de Letonia en el euro ya que considerab­a que no estaba preparado, por lo que la fama de euroescépt­ica, injusta o no, la precede.

El Eurogrupo se planteó el relevo de Dijsselblo­em en primavera, cuando acusó a los países del sur de gastarse el dinero en “mujeres y alcohol” y su partido sufrió un batacazo histórico en las elecciones que lo sacó del gobierno. Al final, se prolongó unos meses su mandato para dar tiempo a cuadrar los difíciles equilibrio­s ideológico­s y geográfico­s en juego. Debido a la ausencia de un favorito claro, el hecho de que dos países estén formando gobierno (Alemania, Austria) y un tercero afronte elecciones (Italia) hizo que se sopesara ampliar de nuevo el tiempo de Dijsselblo­em pero su propio país no estaba interesado.

París pidió a Guindos que se postulara para el Eurogrupo, con la promesa de apoyar la vuelta de España al BCE

Compiten una campeona de ajedrez, un halcón del Este, un liberal luxemburgu­és y un socialista portugués

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JOHN THYS / AFP El socialdemó­crata Jeroen Dijsselblo­em pone fin a su mandato; candidatos a sustituirl­e no faltan

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