Usuarios y ayuntamientos de la R3 promueven el uso del tren matinal
Más allá de la eterna reivindicación del desdoblamiento de la línea, los ayuntamientos de Manlleu, Torelló, Sant Quirze de Besora y Ripoll se han adherido a la campaña para racionalizar los horarios de la R3 y fomentar el uso del tren matinal impulsada por la plataforma cívica
Perquè no ens fotin el tren, que ha imprimido 16.000 folletos informativos.
Después de insistentes peticiones, desde febrero cada día sale de Ripoll un tren a las 5,30 h que llega a Barcelona-Sants a las 7,34 h y que permite a los usuarios de la R3 que trabajan en la capital catalana llegar con tiempo y ahorrarse los frecuentes atascos de la carretera C-17. Según Montse Ayats, portavoz de la plataforma, la campaña se ha emprendido para hacer frente al bajo uso del tren matinal a causa de la nula difusión que se ha hecho: “Viendo que la gente que no es usuaria habitual de la línea no tenía conocimiento, pedimos sin éxito a la Generalitat, Adif y Renfe que hicieran promoción. Hasta que el ayuntamiento de Torelló aceptó el reto de coordinar la campaña y hacerla extensible al resto de ayuntamientos”.
La campaña para promocionar el uso de la R3 también incluye la propuesta de que se pongan más convoyes desde Ripoll hasta Vic y viceversa, ya que de cada tres trenes que salen de Vic en dirección Barcelona, sólo uno ha pasado antes por Ripoll y el resto de estaciones; y de cada tres trenes que llegan a Vic desde Barcelona, sólo uno continúa hacia Ripoll y Puigcerdà. Se da la circunstancia de que el tren que sale de Sants a las 20,54 h, cuando llega a Vic a las 22,23 h queda fuera de servicio y todos los pasajeros deben bajar. El tren continúa vacío hasta Ripoll, donde duerme hasta el día siguiente, cuando vuelve a Vic a primera hora.
Los ayuntamientos también reclaman otras mejoras, como un paso soterrado en Ripoll, la conservación del paso a nivel en Sant Quirze, la conversión de la estación de Torelló en referente de la Garrotxa (en conexión con el eje Vic-Olot), o la reapertura del bar de la estación de Manlleu, que evitaría su degradación. Ayats apunta que “a raíz de la política de eliminación de personal en las estaciones, estas quedan abandonadas, los lavabos no funcionan y las personas discapacitadas, como invidentes o con déficits cognitivos, tienen problemas para comprar billetes en las máquinas de auto-venta, que no son inclusivas”.
El Ayuntamiento de Vic también se queja de los desprendimientos en la fachada principal de la estación, y del cierre del bar y todos los espacios comerciales, una situación que la convierte en un lugar abandonado e inseguro.