Contraataque del arte brasileño a los ultras
El arte explícitamente sexual se convierte en objeto de combustible político entre artistas y museos y el ala conservadora en Brasil
Empieza la contra ofensiva del mundo del arte brasileño después de los ataques de grupos de ultraderecha contra diversas exposiciones que han calificado de “apologías de pederastia, blasfemia y zoofilia”. Es un lenguaje que resume gráficamente la coyuntura política en Brasil.
En Rio de Janeiro, un instituto de arte en el precioso Parque Lage se ha ofrecido para alojar la exposición Queermuseu, 260 cuadros de artistas brasileños de gran renombre, desde las contemporáneas Adriana Varejao y Lydia Clark hasta el icónico modernista Cándido Portinari, seleccionados por su relevancia dentro de la comunidad LGBT.
La muestra fue cerrada repentinamente en septiembre en Porto Alegre por su patrocinador –el banco español Santander– tras una agresiva campaña de protestas coordinada por el grupo neofascista Movimiento por el Brasil Libre (MBL) con el apoyo de diversos líderes evangélicos.
El comisario de Queermuseu en Porto Alegre, Gaudencio Fidelis, fue citado coercitivamente la semana pasada al Congreso en Brasilia por el senador conservador y pastor baptista Magno Malta, que lo acusa de violar la ley contra malos tratos a menores. Malta era uno de los senadores que coordinaron la destitución de Dilma Rousseff , la entonces presidenta de izquierdas el año pasado, tras las manifestaciones multitudinarias contra ella coordinadas, entre otros, por el MBL.
La citación en el Senado “es un auto de fe propio de la Inquisición”, dijo el coleccionista de arte en Rio Joaquim Paiva, durante la inauguración de la exposición Obsceno en el centro Midrash que se convirtió en una protesta contra la censura. “Los grupos evangélicos están utilizando la censura para articularse políticamente”, añadió. Gracias a las protestas del mundo del arte, la citación forzosa en el Senado fue retirada, aunque Fidelis decidió comparecer para defender la exposición en Porto Alegre.
Mientras, el Museo de Arte de Sao Paulo (MASP), la pinoteca más importante de Brasil, ha inaugurado este mes la exposición Historia de la sexualidad, otra muestra ecléctica que analiza temas como la transexualidad, la homosexualidad y la androginia.
La exposición incluye Cena de interior II (1994) la obra de Varejao que fue uno de los blancos mas agresivamente atacados en la campaña ultra conservadora contra el Queermuseu. “No podíamos estar callados; creemos que la exposición en Porto Alegre no debería haber sido cerrada”, dijo la comisaria de la exposición en el MASP, Camila Bechelany. “El cuadro de Adriana es una obra muy importante que comenta la historia de violencia, colonización y comportamientos sexuales en Brasil”, añadió.
Ademas de artistas contemporáneos cuya obra es explícitamente sexual, como Tracey Emin o Robert Mapplethorpe, la muestra en el MASP incluye obras de Ingres, Gauguin, Bacon, Degas, Picasso y otros pintores consagrados, la mayoría procedentes del impresionante acervo del MASP.
Quizás la pieza estrella es un enorme cuadro de Nicholas Poussin titulado Himeneo travestido asistiendo a un baile en honor a Priapo. La obra, pintada en 1634, permite comprobar que ni el travestismo ni la censura son nuevos. “Contratamos a un grupo de restauradores del Louvre para limpiar los colores y descubrieron que en el siglo XIX alguien había pintado por encima del pene de Príapo”, dijo Bechelany.
Eso sí: el museo ha prohibido acceder a la muestra a los menores de 18 años que no vayan acompañados por adultos. El mes pasado, el Museo de Arte Moderno de Sao Paulo se convirtió en el blanco de los ataques al presentar una performance del coreógrafo Wagner Schwartz que los grupos ultra calificaron como una “incitación a la pedofilia” porque el artista actuaba desnudo. Los cantantes Chico Buarque y Caetano Veloso respaldaron la semana pasada un nuevo Frente nacional contra la censura creada en Belo Horizonte en protesta por los ataques de grupos conservadores contra una exposición retrospectiva del artista ya fallecido Pedro Moraleida, que fue tildada de “blasfema y pornográfica”.
En Rio se dará el siguiente paso a principios de año cuando se pretende reproducir la exposición Queermuseu en la Escuela de artes visuales del Parque Lage, cuya sede es un palacio renacentista en medio de la selva tropical. “Vamos a empezar una campaña de crowdfunding para financiar la exposición así que daremos la oportunidad a la gente para manifestarse en favor de Queermuseu”, dijo Fabio Szwarcwald, el director de la escuela.
Desde el cierre del Queermuseu en Porto Alegre crece la preocupación en las galerías y en las ferias de arte de Rio así como en la Bienal de Sao Paulo de que la campaña conservadora ha dañado la imagen de Brasil como un centro de producción artística. “No es aceptable que un banco privado cierre el arte”, añadió Szwarcwald que ha trabajado en el sector financiero.
Una muestra de apoyo fuerte será importante para que la exposición en el parque Lage siga adelante lo cual no está ni mucho menos asegurado. El alcalde de Rio, Marcelo Crivella, un pastor evangélico, elegido después de los Juegos olímpicos, intervino en noviembre para impedir que Queermuseu se expusiera en el nuevo Museo de Arte de Rio (MAR) que fue rehabilitado como un centro de cultura y arte para los JJOO. Crivella, que califica en su autobiografía la homosexualidad como “un comportamiento maligno”, tachó la exposición de una “incitación a la pederastia y la zoofilia”. El MAR dio marcha atrás.