Un oasis en medio de Brasil
Arthur, de 21 años, sólo lleva ocho meses como titular pero es un pasador diferente
Lo primero que llama la atención de Arthur Henrique Melo (Goiânia, 12/VIII/ 1996) es que juegue todavía con el dorsal 29 y en su espalda no luzca un número más clásico. Y más teniendo en cuenta que el 10 del Gremio fue en su día propiedad de un tal Ronaldinho. Tiene su razón. Apenas lleva ocho meses como futbolista titular en el club de Porto Alegre, campeón de la Copa Libertadores.
Todo empezó el 20 de abril del 2017. Para que se hagan una idea de lo reciente que es eso, un día antes el Barcelona caía eliminado de la Champions tras no poder pasar del 0-0 contra el Juventus.
Hasta ese momento, Arthur apenas había jugado siete partidos, y sólo uno desde el inicio, desde que debutó en febrero del 2015. Aquella noche, Renato Gaúcho, el entrenador, decidió sacar a los menos habituales en el campo del Guaraní de Asunción. El partido de la fase de grupos de la Libertadores cayó en mitad de la semifinal del campeonato Gaúcho y el Gremio tres días después tenía que remontar un 1-1 al Novo Hamburgo –acabó eliminado–. Arthur se sacudió la presión, dio una asistencia preciosa para el gol gremista y aprovechó la oportunidad.
Tanto que ya no se movió de la sala de máquinas del equipo. “Empecé a jugar y mi vida cambió. La responsabilidad me ha hecho madurar porque en el fútbol profesional no se pueden cometer errores. Ni siquiera en las conferencias de prensa. Trato de disfrutar y trabajar para que todo salga bien”, comenta su punto de inflexión.
Aunque lo de la polémica lo ha vuelto a aprender ahora que se ha divulgado una foto suya con la caArthur miseta del Barcelona que ha abierto una crisis en las relaciones de los dos clubs. “El Gremio es mi equipo, amo y respeto a esta institución que me lleva ayudando diariamente desde los 14 años. Jamás dejaré el club por la puerta de atrás”, escribió ayer en Instagram para apaciguar los ánimos.
Y es que hace menos de dos meses el futbolista renovó hasta el 2021 con el Gremio, que lo tasa en 50 millones.
es un pasador. Es un volante al que le gusta asociarse tanto como los pivotes defensivos para armar la jugada como con los delanteros para dar la asistencia gracias a su gran visión de juego. Falla poco y además, es muy rápido con el balón en los pies.
–Encajaría como un guante en el Barcelona– vaticina Ricardo Rocha, exmadridista y ahora comentarista.
–¿Sabes a quién creo que se parece? – le respondió Roger Flores, ex del Benfica, en el plató–. Me recuerda a Thiago Alcántara. Hasta por las piernas arqueadas. Se gira, esconde la bola y la pasa.
Arthur sólo ha marcado dos goles. Hasta en eso se parece a los interiores del Barça. Algo que no le importó a la Libertadores, que le escogió mejor jugador de la final pese que en el partido de vuelta (1-2 en el campo del Lanús) sólo pudo aguantar 50 minutos porque se lesionó el tobillo. El Gremio lo echará de menos en el Mundial de Clubs que empieza esta semana.
Y Tite lo tiene en mente para el Mundial, aunque aún no haya debutado. “Es un chico que juega con una naturalidad asombrosa. Tiene un nivel de concentración muy alto”. En un país donde el centro del campo de la selección lo forman Casemiro, Paulinho y Fernandinho o Renato Augusto, la aparición de Arthur es un oasis.