Viejos fantasmas
El líder del partido aliado de Merkel dejará la presidencia del land de Baviera
El auge de la extrema derecha alemana se ha cobrado una víctima política: Horst Seehofer, líder de la socialcristiana CSU y presidente de Baviera, no optará a la reelección en las regionales de otoño.
Las elecciones alemanas del 24 de septiembre, cuyo resultado debilitó a la canciller Angela Merkel, que casi dos meses y medio después sigue bregando para formar gobierno, se han cobrado una primera víctima. Horst Seehofer, líder de la socialcristiana CSU –el partido bávaro aliado histórico de la democristiana CDU de Merkel–, y presidente de Baviera, dejará la presidencia del land en el primer trimestre del 2018, y no será cabeza de lista para las elecciones regionales, que se celebrarán en otoño. Su sucesor en la presidencia bávara será el actual ministro regional de Finanzas, Markus Söder, quien será también el candidato principal en la futura cita electoral.
“Dejaré mi puesto durante el primer trimestre del 2018; así preparo el terreno para una renovación al frente de Baviera y permito una transición ordenada, lo cual no suele ser la norma en el mundo político”, dijo ayer Seehofer en rueda de prensa en Munich, tras varias reuniones de dirigentes de la CSU, entre ellos diputados del Parlamento bávaro.
Horst Seehofer quedó muy tocado en los comicios del pasado septiembre. La CSU, formación habituada a victorias aplastantes, fue el partido más votado en su territorio (sólo se presenta en Baviera, y luego suma grupo parlamentario con la CDU en el Parlamento federal), pero con el 38,8% de votos, es decir, un 10,5 menos que en las elecciones generales del 2013. Fue además su peor resultado desde 1949.
Su caída de votos corrió paralela al auge de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que cosechó en Baviera el 12,4%
gracias a su duro discurso antiinmigración. Baviera, land sureño, se convirtió en principal puerta de entrada a Alemania de solicitantes de asilo llegados desde la ruta de los Balcanes, cuando Merkel les abrió las fronteras en verano del 2015. Desde inicios de ese año, Alemania ha recibido a 1,3 millones de refugiados.
En la CSU se reprocha a Seehofer no haber sabido contener a la AfD, ni haber logrado influir en la política de asilo de Merkel, pese a haberla criticado una y otra vez. De hecho, sólo tras las elecciones de septiembre accedió la canciller a dar a Seehofer lo que él llevaba dos años pidiendo: un tope máximo anual de refugiados. El pasado 9 de octubre Merkel aceptó fijarlo en 200.000 al año.
Pero para Seehofer, de 68 años, que llevaba meses de pulso con su principal rival interno, Markus Söder, que tiene 50, era ya demasiado tarde. El posterior fracaso del intento de coalición Jamaica entre conservadores, liberales y verdes aún le erosionó más. Con el pacto interno para esa “transición ordenada”, la CSU intenta recomponerse para las elecciones bávaras del 2018. Los sondeos le dan ahora el 37% de votos.
Seehofer es presidente de Baviera desde el 2008, y el hecho de que siga hasta el primer trimestre del 2018 se interpreta como un intento de la CSU de mantener su fortaleza en las negociaciones con Merkel y el socialdemócrata SPD para la formación de un nuevo gobierno, sea cual sea el formato final. “Concentraré mis esfuerzos en eso, en una situación como la actual, difícil y hasta ahora desconocida en Alemania”, dijo Seehofer. Y cuando lo deje el año próximo, cuenta con continuar como presidente del partido. Según la prensa alemana, si se materializa la Grosse Koalition de conservadores y socialdemócratas, Seehofer podría ser ministro en el gobierno federal.
La CSU perdió votos en las elecciones de septiembre, y prepara los comicios de Baviera de otoño del 2018