“Ahora que salgan los otros”
Una cincuentena de compañeros de partido apoyan a los exconsellers al salir de prisión
“Puto desierto”. La situación de la prisión de Estremera, en medio de extensos campos recién sembrados, también de páramos, invita a opiniones contrariadas entre los miembros de la expedición de ERC. Incluso antes de bajar del autocar que los ha trasladado desde Barcelona tras ocho horas de viaje. “Puto desierto”, se vuelve a oír. Esta vez, sin embargo, pasadas unas horas y de vuelta a pie al autobús blanco, una vez los miembros destituidos del Govern, y ahora liberados, ya han salido de prisión en vehículos particulares.
No ha sido una jornada alegre. “Alegría amarga”, observa una trabajadora del Departament d’Exteriors i Transparència. “Sensación agridulce”, define Eduard Pujol, de Junts per Catalunya. Y es que Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart siguen en la cárcel. Tampoco las caras de los liberados Josep Rull, Carles Mundó, Raül Romeva y Jordi Turull invitan al optimismo cuando salen a las seis y media. “Se les ha visto tocados”, comentan tanto desde JxCat como desde ERC (la prensa ha tenido que conformarse con verlos desde la distancia). “Sobre todo Raül. Está muy desmejorado”. Un repaso posterior a las fotos lo confirman.
El momento de los abrazos con sus compañeros a las puertas de la prisión ha sido breve. A duras penas los exconsellers hacen algo más que dar las gracias. Excepto Turull, que con gesto de circunstancias alcanza a decir: “Ahora, que salgan los otros cuatro”. Seguramente ha sido más sentido el reencuentro con sus respectivos familiares, puertas a dentro, fuera del alcance de las cámaras de los periodistas.
La espera se había hecho larga entre los llegados. A las puertas del Centro Penitenciario Madrid VII de Estremera la noticia de la salida de las exconselleres Meritxell Borràs y Dolors Bassa llegó cerca de las cuatro de la tarde con alegría contenida. Entre los que han estado esperando a los cuatro exconsellers está Gabriel Rufián. “Llevo desde las once aquí. No he comido. He pensado en irme a comer a algún pueblo de por aquí, pero me han hecho entender que no era buena idea. Por si me ve la gente...”. “Toma. Una manzana”, le ofrece la corredora de montaña, Núria Picas, ahora en las listas de ERC. “Y ecológica”.
Entre la cincuentena de compañeros de los partidos y la treintena de periodistas, una decena de agentes de la Guardia Civil. Conversan con los asistentes afablemente. También con los periodistas, de los cuales les preocupa “el pollo que montaréis los periodistas cuando salgan”. Bromean: “A ti te pondré frente a los dos más altos”.
El último en salir en coche es Romeva. Acto seguido desfilan Sergi Miquel, Carles Campuzano y Marta Pascal, todos del PDECat, hacia sus coches. Joan Tardà y Anna Simó se hacen acompañar por las Joventuts d’Esquerra Republicana. Se marchan sin olvidarse de Junqueras y Forn, aún en Estremera, ni de Sànchez y Cuixart, en Alcalá Meco: “¡No estamos todos, faltan presos!”, gritan ante la prensa de vuelta al autobús.
“Se les ha visto tocados, sobre todo a Raül”, comentan tanto desde las filas de JxCat como desde ERC