Cs intentará capitalizar el voto constitucionalista
Arrimadas arranca la campaña aupada por las encuestas
Las campañas electorales son un cóctel de emociones agitadas por los datos de los sondeos, las percepciones subjetivas del candidato y su equipo de campaña, la actitud de los simpatizantes que acuden a los actos, los deslices y aciertos propios (y ajenos), amén del relato oficial que configuran a diario los medios de comunicación. Un estado de ánimo que hoy en la candidatura de Ciuatdans es muy diferente al que se vivía en septiembre del 2015, cuando Inés Arrimadas, casi una desconocida, cargó sobre sus hombros la responsabilidad de substituir a Albert Rivera –este ya preparaba su salto político a Madrid– en una contienda que el independentismo tildó de plebiscitarias.
Si entonces Ciutadans encaró el camino a las urnas con una mezcla de prudencia –por la incertidumbre de haber perdido antes de la batalla a su líder– y de contenido optimismo –basado en unas encuestas que apuntaban su subida–, ahora lo hacen desde el convencimiento de que aunque aritméticamente será muy difícil ganar en número de diputados si existe una remota posibilidad de erigirse el 21-D como la fuerza más votada en número de votos. Lo que supondría, sin duda, un golpe simbólico al tablero político catalán de estos últimos años.
Otros elementos que fortalecen la confianza de Cs son a la experiencia de Arrimadas como líder de la oposición en esta convulsa legislatura, lo que le da un conocimiento entre el electorado del que adolecía en el 2015, y los últimos sondeos, concretamente el CIS publicado ayer que apunta la posibilidad de que Cs sea la fuerza más votada por delante de ERC. “Somos prudentes, sin saber el nivel de participación resultan muy difíciles los vaticinios, pero si logramos movilizar al constitucionalismo podemos dar una sorpresa”, afirman desde el cuartel general, cuya principal preocupación es no cometer en estos quince días de campaña un error que les penalice en las urnas. Recuerdan, en este sentido, la volatilidad de escenario político. Con todo, subrayan que sus simpatizantes “tienen ganas de votar y el 21-D no fallarán”.
Precisamente, uno de los objetivos de la campaña, cuyo lema electoral es Ara sí, votarem, que arrancó ayer en la sala Razzmataz es mostrar que el “cambio político” en Catalunya, dejar atrás los cincos años de proceso independentista, es posible.
Para reforzar su papel de alternativa, Arrimadas se presentó como la represente de una opción “transversal” que quiere volver a coser la sociedad catalana y reparar las “tres fracturas” provocadas por el independentismo: la política, la social y la económica.
Inés Arrimadas rogó tanto al PSC como al PP catalán para que, “una vez en la vida”, aparquen sus intereses partidistas para intentar articular una gobierno constitucionalista y de “sentido común”; ya que, avisó, en estos comicios no sólo está en juego el futuro de Catalunya y España, también el de una Unión Europea que no se puede permitir, consideró, el resurgimiento de los nacionalismos.