Rusia sabrá hoy si puede ir a los Juegos de Invierno
El momento decisivo se producirá sobre las siete y media de la tarde: ¿habrá deportistas rusos en los Juegos de Invierno de Pyeongchang (Corea del Sur), que arrancan este febrero?
A esa hora, Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), dictará sentencia. Ocurrirá en Lausana, que es donde se reúne el bureau de la familia olímpica. Todo el despacho habrá invertido un buen puñado de horas en analizar los informes técnicos de las comisiones Schmid y Oswald, los estudios que tratan de determinar si Rusia ha hecho los deberes.
¿Ha puesto coto al probado sistema de dopaje de Estado? ¿Ha intervenido contra los corruptos? ¿Ha hecho acto de contrición...?
El asunto se había abierto en el 2015, justo un año después de los Juegos de Invierno de Sochi. Fue entonces cuando confesaba el doctor Grigori Rodchenkov. Era el responsable del laboratorio de Sochi. En un documental, Rodchenkov habló de un sistema de dopaje de Estado. En Sochi, los rusos habían brillado de forma particular. Recogieron 33 podios, más que ningún otro país. El Kremlin convirtió aquella experiencia en un ejercicio de autobombo internacional.
Trece de aquellas 33 medallas se han evaporado: decenas de olímpicos rusos han dado positivo. Hoy, Rusia es quinta en el medallero.
Los indicios interpretan que no habrá rusos en Pyeongchang. Hay foros y analistas avalando la mano dura. Entre ellos figura Richard McLaren, autor de un informe demoledor: “Corresponden castigos reales, no simbólicos”, ha dicho en estos días.