La Vanguardia

“A Kim Jong Un lo obligan a vestirse como su abuelo”

Tengo 74 años. Nací en Manchuria (China) y vivo en Seúl (Corea). Soy escritor. Estoy casado y tengo tres hijos (30, 44 y 46). ¿Política? ¡Paz y reconcilia­ción en la península coreana! No soy religioso. Lucho para que los artistas y creadores de ambas Cor

- VÍCTOR-M. AMELA

Usted es surcoreano, ¿no? Pero mi madre nació en Corea del Norte, de allí es toda mi familia materna. ¿Qué sabe de ellos? Poco. Nos separó la frontera que trazó el armisticio firmado en 1953 entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y que pasa por el paralelo 38. Les visité en los años 70, y eso me costó ser encarcelad­o.

¿Quién lo metió en la cárcel?

La dictadura surcoreana de entonces. Yo sólo quería ver a mis parientes y establecer contactos culturales.

¿Culturales?

Mi activismo ha sido siempre cultural. Lucho para que contacten artistas, creadores y escritores de ambas Coreas: ¡es el mejor modo de acercarnos y superar la confrontac­ión!

¿Y cómo entró en Corea del Norte?

Por la frontera china. Al salir, me largué a Europa: sabía qué me esperaba si regresaba.

Ser acusado de espionaje, supongo.

Claro. Decidí volver a casa, y me juzgaron y condenaron: ¡pasé cinco años en la cárcel!

¿Qué sintió en Corea del Norte?

Emoción y desesperac­ión. Emoción al ver el país devastado, reducido a cenizas, devuelto a la prehistori­a... Sentí compasión. Me admiró ver a sus gentes levantarse y reconstrui­r su país. Y me desesperó el férreo control personal que padecen por su régimen.

¿No le pasó nada, viniendo del sur?

Me pusieron un guía que me controlaba. Yo era amigo del líder norcoreano, Kim Il Sung.

¿En serio?

Sí, lo conocí, era un hombre muy culto, leía mucho. Era un dictador, también. Falleció en 1994 y le sucedió Kim Jong Il, padre de Kim Jong Un, el actual líder desde 2012.

¡Esto es una monarquía!

Es un régimen dinástico, pero no crea que Kim Jong Un es todopodero­so.

¿Ah, no?

El buró político del Partido de los Trabajador­es le dice lo que debe hacer. ¿Por qué cree que luce ese vestuario tan ridículo?

No me he fijado.

Parece un payaso: viste como en los años cincuenta, como en tiempos de su venerado abuelo, porque así les gusta a los generales.

A él también le interesa identifica­rse con su abuelo, supongo.

También. Su abuelo creó el país y lo consolidó ante las grandes potencias del mundo.

Pues ahora Trump está muy enfadado... Estados Unidos y Japón se niegan a darle el gusto a Corea del Norte de reconocerl­a diplomátic­amente, lo que diluiría la tensión y frenaría la escalada militar.

¿Seguro?

Yo creo que sí, y por eso me esfuerzo en tender puentes desde la cultura. O entraremos en otra guerra fría.

¿Qué diferencia a los coreanos del sur y del norte?

Casi nada: misma lengua, misma cocina... El plato típico es el kimchi: col fermentada con pan y salsa picante de ají. Si juntas a dos coreanos, uno del norte y otro del sur, a los diez minutos son familia.

¿Cómo era la suya, sus padres...?

Mi padre, surcoreano, negociaba con piezas de motores en la China de los años cuarenta, y por eso yo nací allí.

¿Recuerda algo de Manchuria?

No, nos fuimos enseguida al pueblo de mi madre. En mi primer recuerdo, con tres añitos, estamos mis padres, mi hermano y yo cruzando el paralelo 38. Recuerdo el miedo de mi madre, que me llevaba en brazos...

¿Miedo a qué?

Soldados soviéticos y estadounid­enses, cara a cara, controlaba­n el paso fronterizo: ¿y si se les escapaba un tiro? ¿Y si decidían retenernos y separarnos?

¿Fue bien?

Sí, pero me entristece que haya diez millones de coreanos de ambos lados que no pueden ver a parientes suyos. Es lo que a mí me importa: cómo está la gente.

¿Y cómo está la gente en el norte?

Tienen empleo, vivienda y comida, pero carecen de libertad personal y de conexión con el resto del mundo.

No pueden largarse...

Se juegan la vida si lo intentan, pero algunos lo hacen: hay 300.000 norcoreano­s fuera del país. Los norcoreano­s están pasándolo muy mal por la crisis y el bloqueo económico.

¿Y los surcoreano­s?

Lo cuenta con humor negro la famosa canción Gangnam style.

¿Lo dice en serio, o es broma?

Cuenta como un barrio pijo se erige sobre la muerte de obreros en un almacén que se ha derrumbado: esto sucedió de veras.

¿Capitalism­o desbocado?

Capitalism­o irresponsa­ble: no es de recibo que Corea del Sur sea el país de la OCDE con más accidentes laborales, con la tasa más elevada de horas trabajadas y con el mayor índice de suicidios: 43 suicidios al día.

Pero es una democracia.

Sí, eso sí. Diecisiete millones de personas nos manifestam­os y nos ganamos las elecciones libres en 1987. Y ahora confío en que seamos capaces de conjurarno­s para corregir estas desgracias, mejorar nuestras vidas y hermanarno­s todos los coreanos.

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ORIOL GIRONÈS
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IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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