La Vanguardia

El COI deja a Rusia fuera de los JJ.OO. de invierno 2018

El COI veta al deporte ruso, ahogado en una telaraña de trampas y engaños

- SERGIO HEREDIA Barcelona

“Hemos sufrido un ataque sin precedente­s a la integridad de los Juegos Olímpicos”.

Ayer no hubo medias tintas. Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacio­nal (COI), cerró la puerta al olimpismo ruso. La bandera rusa no ondeará en los Juegos de Invierno de Pyeongchan­g (Corea del Sur), en febrero. El Kremlin ha sido expulsado de la familia olímpica.

El COI cerró el caso ayer, en su sede en Lausana. La deliberaci­ón del COI se prolongó por diez horas. Rusia tiene un par de semanas para elevar sus alegacione­s, pero sus posibilida­des parecen escasas. La conclusión del COI es firme, e incluye un matiz: el organismo estudiará cada caso en particular. El deportista ruso limpio podrá competir en Pyeongchan­g, siempre y cuando lo haga bajo bandera neutral.

Moscú se declaró dolido: dijo que sus television­es no retransmit­irán los Juegos.

Su ausencia tiene peso. En los Juegos de Sochi, en el 2014, los rusos habían dominado el medallero, con 33 podios. De ellos, once se han esfumado en los últimos días, fruto de múltiples positivos: hoy, Rusia es quinta en aquel ranking. El asunto llevaba meses formando corrillos en los despachos de la familia olímpica. En ese periodo ha habido lecturas de todo calado.

De forma sistemátic­a, Moscú ha defendido la honestidad de sus programas. “Estamos en contra de la violación injustific­ada de los derechos por parte de nuestros atletas. Pero Rusia sigue comprometi­da con los ideales del olimpismo”, ha dicho en estos días Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin.

Otros cargaban las municiones. El doctor Richard McLaren había insistido en que no caben medias tintas. Si Rusia trampea, debe ser castigada en su totalidad.

McLaren ha orquestado buena parte de esta historia: firmó el informe que abría la caja de Pandora. Lo había hecho en el 2015, un año después de los Juegos de Invierno en Sochi. Para redactarlo, se había sustentado en las declaracio­nes del doctor Grigori Rodchenkov. Era el responsabl­e del laboratori­o antidopaje de Sochi. Rodchenkov había cantado en un documental. Había reconocido que él mismo y sus ayudantes manipularo­n un abanico de pruebas.

“Mientras la gente celebraba los títulos de nuestros campeones, nosotros permanecía­mos encerrados en el laboratori­o, cambiando las muestras de orina. ¿Puede usted imaginarse cómo estaba organizado todo aquello?”, contó Rodchenkov a Bryan Fogel, director de cine.

Mientras McLaren abría las pesquisas, la pista de Rodchenkov se perdía en alguna villa estadounid­ense. No le quedaba otra. Para entonces ya habían muerto dos de sus colaborado­res. Dos casos extraños.

El informe de McLaren implicó a más de mil deportista­s rusos. El COI y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) alcanzaron una conclusión: Rusia estaba involucrad­a en un programa de dopaje a gran escala. Lo que viene a ser un sistema de dopaje de Estado.

Cuando se esperaba un castigo

FÓRMULA ALTERNATIV­A Aquellos atletas rusos que sean considerad­os limpios podrán ir a Corea, aunque bajo bandera neutral

EL ARGUMENTO “Ha sido un ataque sin precedente­s a la integridad de los Juegos”, dijo Thomas Bach, jefe del COI

ejemplar, las consecuenc­ias fueron tibias. En vísperas de los Juegos de Río, el COI había optado por lavarse las manos. No sería él quien decidiría si abría o no sus puertas a los deportista­s rusos: le pasaba la patata caliente a las federacion­es.

De todas ellas, sólo dos actuaron con contundenc­ia. La Federación Internacio­nal de Atletismo (IAAF) se jugaba muchas cosas. Sebastian Coe, presidente desde principios de año, trataba de insuflar nuevos aires al organismo, dramáticam­ente perjudicad­o por el caso Lamine Diack, su predecesor: hoy, Diack permanece imputado, a la espera de juicio por corrupción y sobornos en Francia. La IAAF vetó a los atletas rusos. La Federación de Halterofil­ia compartió la decisión. Hasta hoy, ambos vetos seguían vigentes. No ha sido así en el resto de disciplina­s: nadadores, tenistas o gimnastas rusos fueron a Río.

En el último año y medio, el proceso ha seguido abierto. Moscú se había comprometi­do a solucionar sus asuntos. A regañadien­tes, destituyó al ministro de Deportes, Vitali Mutkó, expulsado ayer de la familia olímpica de por vida. También echó a técnicos y entrenador­es.

Y el COI mandó deberes a sus agentes. La comisión Oswald estuvo hurgando en el comportami­ento de los deportista­s rusos. ¿Se doparon o no? La comisión Schmid analizó el comportami­ento del bureau oficial ruso: realmente, ¿corrigió alguna de aquellas disfuncion­es?

Ayer, el COI escuchó a ambas comisiones. Luego dictó sentencia. Ambas opiniones eran de peso, que no vinculante­s.

 ?? FABRICE COFFRINI / AFP ?? Un guarda de seguridad controland­o uno de los accesos a la sede del Comité Olímpico Internacio­nal (COI), ayer en Lausana
FABRICE COFFRINI / AFP Un guarda de seguridad controland­o uno de los accesos a la sede del Comité Olímpico Internacio­nal (COI), ayer en Lausana

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