Reformas necesarias
La celebración, en circunstancias excepcionales, del día de la Constitución; y las advertencias de la OCDE sobre la insostenibilidad del sistema de pensiones español.
EL informe bienal sobre los sistemas de pensiones de jubilación en los países industrializados que elabora la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) constata algo que ya se sabe: que España tiene un serio problema para financiarlas y que se agravará progresivamente en el futuro. No sólo es el país con una tasa de envejecimiento más acelerada, junto con Japón, sino que también es uno de los países que tienen pensiones más generosas en porcentaje sobre el último sueldo cobrado. De ahí que la reforma en curso reduzca el importe de las pensiones actuales en términos reales, con una baja revalorización anual frente a la inflación, y también las futuras, a partir de 2019, con la aplicación del llamado factor de sostenibilidad.
Dentro de 33 años, en el 2050, en España habrá 76 personas mayores de 65 años por cada cien personas de entre 20 y 64 años. Este hecho contrasta con las treinta que hay en la actualidad y someterá a la Seguridad Social a una fuerte presión financiera para pagarles la pensión que les corresponda, ya que habrá menor proporción de cotizantes para sostener el sistema.
La OCDE insiste en la necesidad de seguir con nuevas reformas del sistema de pensiones. Sin embargo, una de las medidas más eficaces aprobadas hasta la fecha para garantizar la sostenibilidad futura de las pensiones públicas, como es el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años, ha fracasado por el momento. La citada institución, al respecto, constata que la edad real de retiro se ha estancado en España en los 62 años, seguramente debido a los planes de jubilaciones anticipadas que aplican las empresas, y que muy difícilmente superará los 65 años en el 2050. Es evidente que hay que tomar medidas para solucionar este problema ya que, ante el aumento de esperanza de vida de la población, el progresivo retraso de la edad de jubilación de las generaciones que se han incorporado más tarde al mercado de trabajo se vislumbra como necesario.
El futuro de las pensiones, aparte del envejecimiento de la población y de la baja tasa de natalidad, va indisolublemente ligado a los problemas que sufre el mercado laboral. En este sentido, la OCDE advierte también sobre la persistencia de un elevado nivel de desempleo y de precariedad laboral, con una alta tasa de temporalidad, que debilitan gravemente la acumulación de derechos de pensión pública para muchas personas en edad de trabajar, lo que pone en riesgo sus ingresos cuando lleguen a la jubilación.
Los escenarios de futuro para las pensiones, como alerta la OCDE, van a peor y eso exige mayor transparencia, profundizar en el debate y serios compromisos en la búsqueda de las soluciones menos traumáticas.