Optimismo demoscópico
Cs ve factible un gobierno constitucionalista tras el 21-D
Inés Arrimadas es recibida al grito de “presidenta, presidenta” a su llegada al teatro auditorio de Granollers, donde Ciuatadans ha ganando apoyos elección tras elección.
Un centenar de personas rompieron al grito de “presidenta, presidenta” a la llegada de Inés Arrimadas al teatro auditorio de Granollers, otra de las ciudades en las que Ciutadans ha ganando apoyos elección tras elección hasta superar al PSC. Fueron muchos, alrededor de 200, los que no pudieron entrar en una sala que quedó pequeña. Botón de muestra del optimismo que envuelve el inicio de campaña de Cs gracias a unos sondeos que apuntan la posibilidad de que se conviertan en la primera fuerza el 21-D. “Hay que ser prudentes con las encuestas, pero sí indican una cosa: por primera vez podemos vencer a los independentistas en número de diputados”.
El optimismo se hizo patente, pero también el clima de tensión política que vive Catalunya. El partido naranja había elegido Granollers, ciudad en la que vive y regenta un negocio la familia de Albert Rivera, para protagonizar el arranque de campaña. Por la mañana la puerta del local de la familia del líder de Cs apareció “decorado” con carteles a favor de los políticos independentistas que permanecen en prisión provisional. No es la primera vez en las últimas semanas.
Un “señalamiento ideológico”, según denunció la familia ante la policía, ante el que Arrimadas, arropada por Rivera, avisó: “No nos van a callar, sus amenazas sólo reafirman la necesidad de acabar con la locura del proceso independentista”. “Algunos se piensan que marcando nuestros comercios van a conseguir callarnos, pero los demócratas ganamos en las urnas, no haciendo pintadas y señalando nuestros comercios”, dijo Rivera, dolido.
En su jaleada intervención, la candidata censuró la actitud de Carles Puigdemont, quien a su juicio está “perjudicando” a Catalunya en Europa, y se preguntó qué “ha traído de bueno” los cinco años de proceso independentista. “Nada, sólo fractura social y huidas de las empresas”, dijo Arrimadas, quien planteó una batería de propuestas. Entre ellas un pacto para priorizar las políticas sociales por encima de las identitarias al que se podrían sumar, señaló, tanto el PSC como los comunes, imprescindibles para constituir un gobierno constitucionalista tras el 21-D. Todos los mensajes surgidos ayer del cuartel de campaña naranja intentaron reforzar la idea de que el gobierno constitucionalista puede ser una realidad.
“Si llegamos a la Generalitat, me comprometo a hacer una auditoría interna para saber en lo que se han gastado el dinero y destinar todo lo invertido en chiringuitos independentistas a políticas sociales”, dijo.
Arrimadas consideró asimismo que la sociedad catalana reclama hablar más de la “dependencia que de la independencia” y lamentó que tanto Puigdemont como Junqueras “con el dinero de todos los catalanes hayan construido una gran estelada” para tapar muchas de sus actuaciones e indicadores, como el hecho de que Catalunya después de Canarias sea la última comunidad en aplicar las ayudas a la dependencia, o que sea la comunidad donde el factor económico de los padres determine más el rendimiento escolar.
El negocio familiar de Rivera en Granollers vuelve a amanecer cubierto con carteles independentistas