“Tenemos capacidad para reparar el daño si la política no lo impide”
Gonzalo Rodés, presidente de la asociación Barcelona Global
Barcelona Global tiene como principal misión la captación de talento para la capital catalana y su área metropolitana. Dotada de una amplia red de embajadores por todo el mundo, detecta los puntos fuertes y los débiles de la ciudad para tratar de aportar soluciones que mejoren su competitividad.
¿Cómo ha afectado el conflicto catalán a la solidez de la marca Barcelona y a su proyección? Se han visto muy afectados el turismo, la inversión y la reputación de la marca. La crisis económica no afectó a la marca Barcelona. Por el contrario, esta sí. En cuanto al turismo, tenemos que ser capaces de transmitir que Barcelona es una ciudad estable y segura para recuperar el atractivo que siempre hemos tenido. De lo contrario, los visitantes elegirán otro destino que les garantice poder disfrutar de sus vacaciones sin sobresaltos. El MWC es la primera gran oportunidad que la ciudad tiene para transmitir que ha recuperado la normalidad. Respecto a la inversión, el inversor huye de la inestabilidad, pero nuestros fundamentos siguen siendo válidos: el tejido económico es sólido, el capital humano es muy potente y nuestra solvencia financiera está garantizada. Sólo nos falta despejar cuanto antes la niebla que impide que los inversores sepan valorar nuestro potencial. Nuestra reputación ha quedado dañada, pero no de forma irreversible.
¿Confía en que estas elecciones sean la solución a ese conflicto?
Pueden representar el principio de una solución que, lamentablemente, tardará mucho en fraguar. Sólo si los políticos empiezan, por fin, a aplicar la política con mayúsculas habrá opciones de volver a coser lo que se ha roto.
¿El daño es reparable?
Este ha sido un caso en el que el conflicto político no ha venido acompañado de una situación social insostenible, sino al contrario: nuestra sociedad es avanzada y la economía está en vías de recuperación. Por ello, creo que nuestra capacidad de reparar el daño es mayor, siempre que la política no se empeñe en impedirlo. Otras ciudades han vivido situaciones peores y han sabido recuperarse con éxito.
¿Qué le pide al futuro gobierno de Catalunya?
Una agenda específica para Barcelona, nuestro gran activo como país. Barcelona no puede perder la oportunidad de formar parte de la élite de ciudades globales a la que era clara aspirante hasta hace unos meses. Es necesario que el compromiso de la sociedad civil venga apoyado desde los gobiernos local, autonómico y estatal. También pediría que, desde la moderación, se busquen espacios de acuerdo que sean aceptables por una amplia mayoría de los catalanes. Hemos de construir un futuro que pase por proteger el extraordinario espacio de convivencia que hemos construido en los últimos 40 años y que las siguientes generaciones no entenderían que destruyéramos.