Absuelto de asesinato el violador de los 90
La Audiencia de Girona exime de culpa a Antonio García Carbonell y condena a 21 años al otro acusado por el crimen de Cabanes
El violador de los años noventa, Antonio García Carbonell, podría acabar sus días en libertad. Con 80 años y tras media vida en prisión, ayer fue absuelto del asesinato de Neus Juanola, una mujer de 76 años que fue abordada y golpeada brutalmente cuando salía de su casa, al lado de la empresa familiar Piensos Cazorla, en Cabanes. García Carbonell planificó un robo en la empresa y se buscó un cómplice emulando el modus operandi que empleaba en los años noventa cuando perpetraba violaciones salvajes asaltando a parejas que pasaban una velada romántica en el coche en zonas apartadas. Por esas violaciones pagaron injustamente dos marroquíes que fueron confundidos por las agresiones cometidas por García Carbonell y cumplieron íntegramente su condena a pesar de que el violador reconoció los hechos tras ser detenido en 1995. Ayer, la Audiencia de Girona dictó una sentencia absolutoria a favor de García Carbonell. La resolución destaca que las pruebas recabadas no bastaron para demostrar su culpabilidad. El tribunal estima que García Carbonell acudió al lugar del crimen con la única intención de robar, que se quedó esperando en su vehículo a cierta distancia mientras el otro acusado, Oriol Boyer, asaltaba y propinaba una brutal paliza a la víctima, que falleció días después en el hospital.
La acción que habían planeado consistía en abordar a la dueña de la empresa y apoderarse de la recaudación de la jornada que cada día transportaba hacia su casa. Pero el asaltante se equivocó de persona, puesto que la que llevaba el dinero era la cuñada de Neus. La sentencia señala que García Carbonell esperó en el vehículo y “se sorprendió y se lamentó por lo que el señor Boyer acababa de hacer”. La Audiencia atribuye la única responsabilidad del asesinato al otro acusado, Oriol Boyer, a quien condena a una pena de 21 años de prisión. El hombre, con un parentesco lejano con García Carbonell, ató a la víctima de pies y manos con unas bridas, la amordazó con un calcetín, le propinó un incontable número de golpes y la abandonó a su suerte en un descampado apartado, sin que la mujer pudiera defenderse.
De todos esos hechos no participó García Carbonell. Según la sentencia, él sólo quería robar. A este efecto se le suma un hecho colateral que le ha beneficiado. Ni la fiscalía ni los familiares de la víctima le acusaron de robo y al librarle del asesinato no había delito por el que condenarle. Así, el violador reincidente que sembró el pánico en los noventa con dos macabras oleadas de agresiones sexuales sale airoso de un crimen por el que fue detenido en enero de 2015. La exoneración le deja a las puertas de la libertad.
Carbonell, que se presentó al juicio con caminador, aún tiene pendiente una causa que le mantiene en prisión pero contra la que su abogado quiere recurrir confiado en que la acusación de asesinato era la razón de peso que le mantenía entre rejas. Podría quedar libre si no vuelve a delinquir. En octubre del 2013, a pesar de que no estaba rehabilitado, abandonó la prisión tras 18 años, gracias a la anulación de la doctrina Parot. Cuatro meses después perpetró un robo en Cabanes en que murió una mujer de 76 años.
El tribunal exonera al acusado al considerar que no participó de la paliza mortal y sólo pretendía robar