Messi humaniza su cuerpo

La vida deportiva de Messi ha superado muchas fases lunares. Pasó la etapa en que partía desde la derecha, la de falso nueve o la de su regreso supuesto al costado. Ahora se ubica más como mediapunta. Pero siempre, siempre, lo quería jugar todo y lo hacía, salvo causa de fuerza mayor, a excepción de la primera eliminatoria copera. Anoche se quedó por segunda jornada consecutiva de Champions en el banquillo. De los últimos cinco encuentros del Barcelona sólo ha sido titular en dos, ambos en la Liga. Ya declaró el argentino que cada vez había que cuidarse más durante la entrega de la Bota de oro. Es como si hubiera decidido humanizar su cuerpo tras los tremendos maratones que se ha metido entre pecho y espalda durante una década. En este momento del equipo, tras la pérdida de Neymar y con las lesiones que han diezmado a la defensa, el Barça no va muy sobrado ni de efectivos ni de talento. Por lo tanto cualquier mimo sobre la maquinaria de su jugador estandarte es poco.

Así lo entiende también Ernesto Valverde. Con las visitas al Madrigal y al Bernabeu a la vuelta de la esquina se determinó que era necesario otra ración de descanso para la estrella, que repitió el ritual de Turín. Es decir, se pasó buena parte del tiempo que estuvo en el banquillo departiendo animadamente con el entrenador de porteros, José Ramón de la Fuente. Son aquellos momentos íntimos en que te encantaría que los futbolistas se avinieran a que se colocara un micrófono en su equipación para saber de qué estaban hablando... La charla se terminó cuando Messi saltó al campo a jugar media horita, como contra el Juventus.

Una alegría para el poquito público que tuvo a bien acercarse anoche a un Camp Nou bastante despoblado en los últimos tiempos por los rivales, el frío, el hecho de que hayan coincidido partidos con poco en juego o por aquel partido a puerta cerrada. Pero Leo llegará fresco el domingo a Vila-real. Bienvenido será.