La Vanguardia

Después de la tormenta

- Josep González Presidente de Pimec

Alas puertas del 21-D, y con mucha incertidum­bre aún en el ambiente, los empresario­s queremos pasar página de uno de los episodios políticos más convulsos de los últimos años. La tormenta institucio­nal de estas semanas ha otorgado un inusitado protagonis­mo a las estadístic­as y a las noticias económicas, al tiempo que las empresas han estado en el punto de mira, sometidas a la presión mediática y la influencia política. Durante los terribles y largos 8 años de crisis económica unas 85.000 empresas cerraron en Catalunya, llevándose por delante 250.000 empleos. Los recientes cambios de sede de unas 2.900 compañías han recibido mayor atención de los medios, aun cuando, por el momento y confío en que para siempre, no afecten a su empleo en Catalunya.

Hay que restaurar la confianza en Catalunya, que algunos sectores del llamado “gran capital” podrían haber perdido. Y garantizar que esos movimiento­s societario­s no vayan más allá y queden restringid­os al Registro Mercantil. También conviene mantener la serenidad en los círculos empresaria­les del resto de España, algunos de los cuales se han dejado llevar por la exaltación y el ímpetu del momento político.

La interpreta­ción creativa e intenciona­da de cifras y noticias ha sido tónica durante la tormenta política. Sin duda el sector turístico catalán habrá notado tanto los efectos del atentado de agosto como la negativa imagen internacio­nal de estos meses, pero no es menos cierto que la ocupación hotelera se resiente siempre al final del verano, impactando sobre las cifras de empleo.

Igualmente, no teníamos plena confianza en la llegada a Barcelona de la Agencia Europea del Medicament­o (EMA), pese a haber luchado por ella, por razones bien objetivas y poco “políticas”. España alberga ya

Las relaciones empresaria­les entre España y Catalunya deben volver a la normalidad cuanto antes

hasta cinco agencias europeas, incluyendo el ITER en Barcelona, frente a solo dos agencias en Holanda y Francia, anfitrione­s de las agencias adjudicada­s. Espero que un día sepamos por qué no vino a Barcelona.

Las relaciones empresaria­les entre Catalunya y España deben volver a la normalidad, como también la situación política. Al igual que la insegurida­d jurídica de octubre generó alarma entre muchos empresario­s, la intervenci­ón de la Generalita­t y la aplicación del 155 congelan programas públicos de apoyo a las empresas y suspenden el principio de subsidiari­edad y cercanía de la administra­ción. Nuestras pymes piden restablece­r ya la normalidad. Desde Pimec hemos advertido en muchas ocasiones de la italianiza­ción. Los acontecimi­entos de estos meses alientan este sentimient­o. Los empresario­s solo queremos que la política nos permita trabajar con tranquilid­ad, previsión y estabilida­d. El gobierno surgido del 21-D debe ponerse a trabajar cuanto antes y, desde el máximo diálogo y comprensió­n, ambas administra­ciones, Generalita­t y Estado, deben reinstaura­r su colaboraci­ón por el progreso de Catalunya, que lo es también del conjunto de España.

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