Pere Arquillué
ACTOR
Pere Arquillué se mete en la piel de un hombre misógino, racista, homófobo e incluso violador en la enorme Blasted (Rebentats), un texto de la británica Sarah Kane que se estrena en Temporada Alta y luego irá al TNC.
Sarah Kane fue una dramaturga maldita. El estreno de su primer texto en 1995 llevó al crítico del
Daily Mail a asegurar que se trataba de un “desagradable festín de inmundicia”. No fue el único. Sus obras repletas de violencia escénica, deseo, dolor, guerra, suicidio, sexo, sadismo y depresión fueron uno de los grandes exponentes del llamado teatro in-yerface británico de los años noventa. En él, los jóvenes dramaturgos hijos del experimento thatcherista pusieron en escena una lluvia de violencia, ferocidad emocional y falta de perspectivas de futuro.
Tantas, que Sarah Kane no sobrevivió a la década. Se suicidó en 1999, a los 28 años. Y las cinco únicas
obras que dejó no han parado de crecer desde entonces. De hecho, los mismos críticos que la despreciaron inicialmente reconocerían unos años después que les sobrecogía su “poder sombrío”. Y esta noche se estrena por fin en Catalunya la primera obra que escribió Kane, Blasted. Una pieza ambientada en una habitación de hotel en la que hay una pareja de amantes de edades muy diferentes, se desata violencia física y sexual e incluso irrumpe la guerra. Una historia dirigida por Alícia Gorina y protagonizada por nada menos que Pere Arquillué, que se mete en la piel de un misógino, racista, homófobo e incluso violador.
Blasted (Rebentats) se estrena dentro del festival Temporada Alta, en el Teatre de Salt –donde también se verá mañana–, y a partir del 11 de enero estará un mes en el Teatre Nacional de Catalunya, cuyo director, Xavier Albertí, señala que las obras de Kane “han sido la bisagra clave que nos ha permitido transitar del siglo XX al siglo XXI en teatro, pocos que escriban hoy teatro no tienen su huella”.
“No entiendo cómo no se ha estrenado antes en este país, es un texto enorme –afirma Arquillué–, de dimensiones estratosféricas a la altura de los grandes textos clásicos del siglo XX sino más. Lo leí hace 14 o 15 años. Dije: lo haré”. Al final ha unido fuerzas con Gorina, que también perseguía la obra, y en escena están también Marta Ossó y Blai Juanet.
Gorina cree importante explicar la génesis de Blasted: la autora inicialmente escribía un texto sobre una relación de pareja con una diferencia de edad importante. Una relación muy desequilibrada en la que él ejercía un dominio sobre ella. “Y mientras escribía –prosigue Gorina– vio una noticia sobre la guerra de Bosnia en la que una mujer de Srebrenica pedía ayuda a la ONU. Kane pensó que nadie iría. Y tuvo una crisis enorme. ¿Qué hago escribiendo sobre esta pareja en un hotel cuando en el mundo sucede algo tan bestia y cruel? Pero al final se dio cuenta de que lo que pasaba en esa habitación tenía mucho que ver con el conflicto bélico internacional. La relación de pareja acaba con una violación. En el fondo la violencia es la misma en el hotel que a escala mundial, los orígenes son los mismos. Lo que pasa en una sociedad en tiempos de paz es la semilla, y la guerra es el árbol”.
Así que no renunció a su texto sino que hizo “que en un momento dado entrara la guerra a la habitación de hotel, lo que provoca en el texto una ruptura del teatro naturalista y convencional que estaba escribiendo y se introduce un nuevo lenguaje, una nueva manera de entender el escenario. En su momento no lo entendió nadie”, lamenta la directora, que reconoce que es una obra muy violenta pero que remarca que la belleza del texto y su mirada lúcida al mundo la reconfortan. “Parece escrito hoy. Hay violencia de género, violación, reflexión sobre la invisibilidad de las violaciones, la violencia como conflicto armado... Es tan duro como la vida. ¿En qué mundo vivimos? Ya lo vemos. Y si podemos vivir, podemos hacer Blasted”.
Gorina: “La obra es tan dura como la vida; hay violencia de género, violación, invisibilidad de la violación, guerra”
Arquillué: “No entiendo cómo no se ha estrenado antes en este país, es un texto enorme”