La Vanguardia

El adiós de Mascherano

El argentino ha pedido salir del Barça pero no quiere un conflicto con el club

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

El Barça se enfrenta a la marcha de una de las figuras de más enjundia de los últimos años, Javier Mascherano, quien ya ha hecho saber al club su voluntad de cambiar de aires con el objetivo de tener más minutos de juego, toda vez que la pareja Piqué-Umtiti ha desplazado al capitán de la selección argentina del once titular, aunque mantiene todavía el mismo peso en el vestuario, como líder del equipo y como confidente privilegia­do de Messi.

En octubre del 2016, hace poco más de un año, Javier Mascherano renovó con el Barcelona. Hasta el 2019. Con prima de renovación incluida, como Neymar y otros. Es decir, que tiene un año y medio más firmado. Acababa de estampar su extensión cuando el argentino ya anunció sus intencione­s. “Será mi último contrato con el Barça”. Es decir, que ya intuía que el final de su etapa en el Camp Nou se acercaba. Mascherano nunca ha sido de agarrarse a un contrato en vigor. Pocos futbolista­s hay tan honestos como él en el campo. Son las sensacione­s y las reflexione­s –pues es un jugador que le da muchas vueltas a la cabeza– las que le dicen que es el momento de abandonar Barcelona. Y eso es lo que comunicó al club.

La decisión está tomada y es irreversib­le, argumentan desde el entorno del futbolista. Del mismo modo que afirman que su deseo es flexible. Puede salir ya en invierno o esperar al próximo verano. Mascherano llegó al Barcelona rebotado del Liverpool y no quiere dejar el Camp Nou de una manera similar. Esta vez, Mascherano quiere hacer las cosas de común acuerdo con el club, sin plantarse –como en el 2010, cuando era también ocho años más joven–.

El primer punto que debe quedar claro es que el argentino expuso su deseo de encontrar una salida antes de que Samuel Umtiti cayese lesionado contra el Celta el pasado sábado. La rotura muscular del francés hizo que la voluntad de Mascherano aún fuese más preocupant­e. Pues la dureza de la baja de Umtiti, que se perderá dos meses de competició­n, tenía que quedar paliada por la recuperaci­ón de Masche, que debe reaparecer la próxima semana contra el Deportivo y todo apunta que sería titular en el clásico del Bernabeu el 23 de diciembre.

El secretario técnico, Robert Fernández, aterrizó ayer en Barcelona procedente de Brasil –donde estuvo conociendo en persona a Arthur– y tendrá que tratar la carpeta abierta por el Jefecito. “Somos un club humano y escucharem­os al jugador”, aseguró Josep Maria Bartomeu en La Nación. Evidenteme­nte, en la directiva se valora la profesiona­lidad del futbolista, que en su día renunció a dinero para fichar, que siempre entendió que estaba un peldaño por detrás de Busquets como mediocentr­o para reciclarse como central, puesto en el que ganó dos Champions (2011 y 2015).

El objetivo del Barça es hacer entender a Mascherano que Valverde no se puede quedar sólo con dos centrales sanos: Piqué y Vermaelen, este con un historial de lesiones de sobras conocido. La marcha de Masche es algo que haría trizas la planificac­ión de una plantilla que aspira a tres títulos. El argentino, que en un futuro se ve como entrenador, es consciente de que el Barça no puede permitirse perder a un hombre que además es una garantía de rendimient­o en cualquier campo.

Por eso la postura de la secretaría técnica es que Mascherano no saldrá si el club no tiene atado a su sustituto. El Barcelona hace tiempo que tiene controlado a Yerry Mina (Palmeiras) y adelantar el fichaje del colombiano costaría 9 millones. Es posible pero falta que Valverde de el visto bueno a una operación que implicaría cambiar a un defensa experto y con oficio por un recién llegado a la élite y al fútbol europeo. A primera vista parece arriesgado.

La importanci­a en el equipo de Mascherano ha bajado este curso, el de la consolidac­ión de la pareja Piqué-Umtiti. Ha jugado 10 partidos, 9 como titular, y sumaba 864 minutos hasta que se lesionó con su selección contra Nigeria en un duelo para olvidar. Pero su peso en el vestuario continúa siendo notable. No en vano es el cuarto capitán y uno de los confidente­s de Messi. “Quiero que siga aquí pero lo hablé con él y es entendible que busque más minutos”, se ha referido al caso el 10 del Barcelona.

El próximo 8 de junio, ocho días antes de que Argentina debute en Rusia-2018 contra Islandia, Javier Mascherano, que vive su octava temporada en el Camp Nou, cumplirá 34 años tras jugar en el Liverpool, el West Ham, el Corinthian­s y el River Plate.

Ahí, en una larga carrera, hay que buscar la gran motivación del futbolista para optar por salir más que en la preparació­n del Mundial, ya que por un lado es un fijo para Sampaoli como central y por otro difícilmen­te en un destino como China (de eso se habla) la exigencia sea superior que en el Barça. Mascherano está tranquilo a la par que un poco disgustado pero, por encima de todo, tiene muy claro que no desea abrir un conflicto ni ser un problema.

SÓLO PIQUÉ Y VERMAELEN SANOS

El Barcelona sabe que no puede perder al Jefecito en enero si no tiene atado antes a un sustituto

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FCB Mascherano entrenándo­se ayer en solitario para recuperars­e de su lesión

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