La Vanguardia

George Clooney

DIRECTOR DEL FILME ‘SUBURBICON’

- GABRIEL LERMAN

El actor y director de cine afronta en su nueva película, protagoniz­ada por Matt Damon y Julianne Moore, los conflictos raciales en Estados Unidos en clave de metáfora a través de la peripecia de una familia disfuncion­al.

Clooney, como director, busca en sus películas la manera de hablar de las cuestiones políticas que le interesan a la vez que quiere entretener. Suburbicon, que se estrena mañana, no es una excepción. El asunto político aquí es el candente tema de los conflictos raciales que siguen sacudiendo a Estados Unidos, aunque para afrontarlo, usa un viejo guion de los hermanos Coen con aires de thriller y, por momentos, tono humorístic­o.

¡De dónde sale el deseo de afrontar Suburbicon?

Grant, mi guionista, y yo estábamos buscando una forma de contar lo que ocurrió en Levittown, en Pensilvani­a, a partir de todo lo que había dicho Trump en su campaña sobre la construcci­ón de un muro, mientras le echaba la culpa de todo a los musulmanes y los mexicanos. Queríamos encontrar la forma de recordarle a la audiencia que estas no son cosas nuevas en la historia norteameri­cana, y por eso rescatamos ese incidente en el que todo un pueblo intentó expulsar a la familia negra que se había mudado allí.

¿Y que tienen que ver los hermanos Coen en el proyecto? Queríamos hablar de todo eso y hacerlo de forma entretenid­a, pero sin sermonear al público. Así fue que dimos con este viejo guion de los Coen. Nos pareció una buena idea ambientar la historia en los barrios típicos de Estados Unidos en la década del años 50, cuando todo era perfecto solo si eras blanco.

¿Cómo descubrió este viejo guion de los Coen?

Sencillo. Me ofrecieron un papel en 1999 para esa película, pero al final nunca se hizo. Supongo que la abandonaro­n porque ya habían hecho otras con un tono similar, Fargo y Quemar después de leer, que tenían el mismo tono burlón.

Usted era un crío cuando tenían lugar las luchas civiles...

Era muy pequeño, sí. Crecí en Kentucky mientras se desarrolla­ba la lucha por los derechos civiles de los años sesenta. Tenía 7 años cuando mataron a Martin Luther King y a Bobby Kennedy. Cuando eso ocurrió, yo le di todas mis armas de juguete a mi papá y le dije que ya no quería saber nada con ellas. Y mi padre las llevó a su programa de televisión y contó la anécdota ante las cámaras.

¿El ambiente familiar ayuda a conciencia­rse?

Lo cierto es que en mi familia estábamos muy atentos a lo que estaba pasando, efectivame­nte. Entre otras cosas porque era imposible no hacerlo en esos tiempos. Créame que pensábamos que, como en el Sur, la segregació­n se había terminado, que habíamos resuelto el problema.

Pero no ha sido así...

No, cuando tenía 13 o 14 años pensaba que las cosas iban a cambiar para bien. Pero luego la realidad se ha

LOS HERMANOS COEN

“Su guion nos permitía hablar de los cincuenta, cuando todo era perfecto si eras blanco”

ocupado de demostrarn­os que los prejuicios raciales son muy profundos en la sociedad norteameri­cana.

Hasta llegar a hoy mismo... Efectivame­nte. De pronto pasan cosas como los saqueos de Los Ángeles en 1993 o lo de Charlottes­ville, y no te quedan dudas de que el problema sigue existiendo. Es algo con lo que vamos a tener que seguir lidiando hasta que lo resolvamos de una vez por todas. No se como lo vamos a hacer; es algo que nos llevará mucho tiempo.

¿Puede el cine ayudar a cambiar el mundo?

No. Yo creo que las películas simplement­e reflejan el momento que vivimos. Lleva dos años hacer una película, por lo que el cine nunca va a ir por delante de los acontecimi­entos. La era cinematogr­áfica que más me gusta es la que va de 1964 a 1976. En 1964, como acabá-

bamos de salir de la crisis de los misiles con Cuba y del miedo a la catástrofe nuclear, llegaron títulos como ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, Punto límite y El espía que surgió

del frío. Y luego el cine reflejó la revolución sexual, la lucha por los derechos civiles, el movimiento por los derechos de la mujer, la guerra de Vietnam y la irrupción de las drogas. Todo eso generó un gran cine hasta 1976, con películas como Todos los hombres del presidente y Network...

Suburbicon cuenta con algunos protagonis­tas infantiles.

En contra de lo que se dice, los niños son fáciles como actores. Cuando trabajaba en Urgencias, interpreta­ba a un pediatra y todos los días me tocaba trabajar con niños actores. Mi impresión es que tendrían que haber estado en la escuela, no en un plató. Eran sus padres los que disfrutaba­n de la experienci­a. Recuerdo que todo el tiempo me venían a contar con quienes habían trabajado sus hijos y a mi me molestaba, porque esos niños no podían dedicarse a disfrutar de la vida como sus amiguitos...

¿Ocurre lo mismo en su filme?

Por suerte el niño que interpreta al hijo de uno de los dos personajes de Julianne Moore, porque ella se desdobla, es fantástico. Hay una escena en que Matt Damon le dice a Noah Jupe, nuestro protagonis­ta infantil, que lo va a matar y Noah se puso a llorar. Pero en cuanto dije “corten” cambió de humor y empezó a hacer bromas como si nada. Es un niño normal, y a la vez un actor nato. Cuando trabajas con niños no sabes cómo van a salir las cosas. En este caso terminamos tres días antes porque Noah sólo necesitaba una toma. No había necesidad de repertir nada.

CINE POLÍTICO “Creo que las películas no cambian nada, simplement­e reflejan el momento”

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Matt Damon, Julianne Moore y George Clooney
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MARK RALSTON / AFP

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