La OCDE advierte que aumenta la brecha en la educación
Un nuevo estudio de la OCDE alerta de la perspectiva de exclusión laboral que tendrán los estudiantes de entornos desfavorecidos que se están quedando atrás en la educación. El informe Oportunidad educativa para todos, presentado ayer en París, destaca una brecha creciente entre niños que reciben apoyos suficientes de familiares y escuelas y aquellos que carecen de este tipo de soporte.
“La educación, especialmente en la primera infancia, tiene un papel vital en la lucha contra las crecientes desigualdades sociales”, señaló Gabriela Ramos, jefa de gabinete de la OCDE y de G-20 Sherpa. “Los niños que parten de desventaja generalmente reciben salarios más bajos y, lo que es más preocupante de todo, tienen vidas más cortas”, indicó Ramos y alentó a que este colectivo sea la prioridad de la educación.
Según un nuevo conjunto de 12 indicadores sobre la equidad educativa, sólo unos pocos países de la OCDE ofrecen a los estudiantes de escasos recursos las mismas oportunidades de tener éxito. Estos son Estonia, Japón, Corea y Holanda. En el otro extremo, están Chile, Francia, Israel, Polonia, la República Eslovaca, Turquía, el Reino Unido y Estados Unidos, donde la brecha es “excepcionalmente grande”. Con los datos de PISA analizados a largo plazo se observa que el gap de inequidad ha cambiado poco entre el 2006 y el 2015, y que, incluso en países como Finlandia y Corea, este indicador se ha ampliado.
El estudio muestra que los antecedentes sociales, en particular los educativos de los padres, desempeñan un papel importante en la influencia de las oportunidades de los niños. En promedio, en los países de la OCDE, los niños con padres con educación básica tienen sólo un 15% de posibilidades de obtener educación superior, mientras que aquellos con padres universitarios tienen cuatro veces más probabilidades (63%) de terminar la carrera.
Los alumnos con progenitores mejor educados tienen seis veces menos probabilidades de abandonar la secundaria, o antes, en comparación con aquellos con padres de nivel bajo.
El informe señala que para garantizar sociedades más inclusivas, los gobiernos deberían apoyar la educación durante toda la vida, con políticas de equidad constantemente reevaluadas. Como estrategias propone mayor gasto en educación, destinar a los mejores directores y docente a las escuelas con alumnos desfavorecidos, atender la primera infancia, crear programas para las familias y apoyar de forma específica a los estudiantes con bajo rendimiento.