Barcelona destapa pinturas de la época del Saló de Cent
Los techos de madera del patio gótico del Ayuntamiento tienen policromías del siglo XIV, ocultas desde 1929 bajo otra capa de pintura
“¡Ah, si nosotros pudiéramos excavar el subsuelo del Ayuntamiento también hallaríamos sorpresas!”, decía Carme Miró sobre los vestigios íberos descubiertos recientemente bajo la casa consistorial de Sitges. Esta erudita, responsable del plan Barcino del Servicio de Arqueología de Barcelona, tiene un acreditado ojo clínico, pero se olvidó de que las sorpresas no siempre están en el suelo. A veces, en el techo.
Así lo han comprobado expertos como la arquitecta Ana Ribes, la restauradora Mercè Marquès y el historiador Reinald González, que han avalado la paralización de unas obras de mantenimiento a raíz de un notable descubrimiento. Los trabajos, realizados por la empresa Eurocatalana, destaparon en los artesonados del patio del edificio histórico del Ayuntamiento ornamentaciones góticas que se remontan a la construcción del Trentenari y del Saló dels Cent Jurats o Saló de Cent, de entre 1369 y 1373.
Unos años antes una prerrogativa real permitió la construcción del Ayuntamiento, que hasta entonces no tenía sede propia y se reunía en el monasterio de Santa Caterina. El Consell de Cent, del que el nomenclátor guarda memoria, era una institución del gobierno municipal que perduró entre los siglos XIII y XVIII. Se llamaba así por la cifra de sus integrantes, aunque en algunas épocas fueron 128. Eran prohombres y magistrados o paers, de ahí que el Ayuntamiento de Lleida sea todavía hoy la Paeria. El Consell de Cent, del que dependía la fuerza militar de la Coronela, representaba en teoría también a los menestrales y a todos los estamentos, aunque la oligarquía y la Iglesia tenían la voz cantante. El Trentenari era una asamblea que debatía las propuestas que se discutirían luego en el Saló de Cent. Como su nombre indica, tenía una treintena de representantes.
Los hallazgos tienen un gran valor y no sólo demuestran que la sede del Ayuntamiento es una caja inagotable de sorpresas. También obligan a repensar el origen de las pinturas de otros artesonados o techos de madera, como el de las escribanías, el germen de la actual hacienda municipal (entrando por la plaza Sant Jaume, a la izquierda). Hasta ahora se creía que estas eran las ornamentaciones más antiguas, pero les acaban de arrebatar el título.
Las decoraciones han aflorado en cuatro pequeños puntos, escondidas bajo las pinturas que se realizaron entre 1927 y 1929, durante la remodelación y ampliación del edificio. Esas obras se hicieron con unos criterios que hoy serían inadmisibles por su absoluta falta de respeto al pasado. La fisonomía actual del inmueble varió irremisiblemente: se añadió un piso, se derribaron paredes y escaleras, se reubicaron estancias y se cegaron o mutilaron arcos.
La restauración permitirá extraer conclusiones sobre la fisonomía original del Ayuntamiento gótico y ayudará a imaginarse mejor cómo eran algunas de las dependencias municipales hoy inexistentes y menos conocidas. Parte de las pinturas están sobre lo que antaño fue la capilla del Bon Govern, que albergó entre 1345 y 1847 el retablo de la Mare de Déu dels Consellers. La obra se puede admirar en la actualidad
Los expertos estudian ahora cómo eliminar el repintado que oculta la riqueza cromática de la decoración original
en el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Los detalles pictóricos que se han exhumado por ahora son tan pequeños que sólo se ven desde un andamio, pero ya permiten intuir su gran calidad.
En las ornamentaciones se combinan el escudo real (un rombo con cuatro barras rojas sobre fondo dorado) y el de la ciudad (un rombo divido en cuatro cuartos, que alternan las cuatro barras y el escudo de Sant Jordi). Los expertos sospechan que otras zonas del techo del patio gótico tienen más de estas policromías. El Ayuntamiento estudiará el coste y las posibilidades técnicas de eliminar las capas repintadas para hacer aflorar las originales del siglo XIV sin ponerlas en peligro.