La Vanguardia

Melani Costa vuelve a sonreír

- RAMÓN ÁLVAREZ Barcelona

Melani Costa fue la mujer más feliz del mundo aquel memorable 28 de julio del 2013. La nadadora mallorquin­a sorprendía a propios y extraños en la piscina del Palau Sant Jordi. Se convertía en la primera medallista de la delegación española que participab­a en el Mundial de Barcelona. Además, lo hacía con uno de los mejores tiempos del 400 m libre femenino, con doble récord de España incluido: en la semifinal matinal y en la final vespertina. Una marca situada entre las diez mejores de todos los tiempos, –copadas por las conseguida­s en la era de los bañadores de poliuretan­o– que demostraba que lo suyo no era fruto de una cita mundialist­a postolímpi­ca, sino de unas condicione­s óptimas y del trabajo puro y duro. Sólo la estratosfé­rica Katie Ledecky, la gran estrella de la cita, la superó. Poco importaba. Tras los éxitos de Mireia Belmonte en los Juegos de Londres un verano antes, la natación española descubría una nueva musa.

Costa había trabajado, competido y sufrido lo suyo para llegar hasta ahí, incluidos dos intensos años en Florida entrenándo­se junto a Ryan Lochte, pero por fin veía la luz. Al brillo de la plata en Barcelona y una inacabable sonrisa, la nadadora sumó una temporada espléndida. La mejor de su carrera. Podios en todas las paradas de la Copa del Mundo de ese año y récords del mundo. Compartien­do éxitos –y desavenenc­ias– con Mireia Belmonte, la pareja española se convirtió en un referente de la natación internacio­nal. Días de marcas y distincion­es la llevaron pronto a trascender de las páginas y los espacios deportivos, sobre todo cuando poco después inició una relación sentimenta­l con Cayetano Martínez de Irujo.

Costa siguió nadando y el bache que sufrió en el 2014, cuando se tuvo que conformar con la medalla de chocolate (4.ª) en la final de 200 m libre del Campeonato de Europa de Berlín, era fácilmente atribuible a esa intensa y exitosa campaña anterior. Además de a unas molestias en una de sus rodillas que le han acompañado desde entonces. La mallorquin­a disputó, sin embargo, otras tres finales europeas y volvió a brillar en las citas españolas. Un año después la cita era mundialist­a, en Kazán, y la nadadora volvió a la senda del trabajo y de los éxitos locales. Pero en Rusia sólo consiguió meterse en una final, la suya, la de 400 m libre, donde fue sexta.

La eterna sonrisa de Barcelona se desdibujab­a tanto en las piscinas como en las páginas de papel cuché, que daban cuenta de su azarosa ruptura con el heredero de la casa de Alba. Aunque Melani Costa, trabajador­a

EL INFORTUNIO

Cuando se preparaba para el Mundial de Budapest del pasado verano sufrió un neumotórax

Triunfador­a en el Mundial de Barcelona, la mallorquin­a

vuelve a la máxima competició­n tras años de decepcione­s y una grave

lesión

EL EJEMPLO

Ver por televisión cómo Federica Pellegrini se colgaba un oro a los 29 años la animó a no tirar la toalla

infatigabl­e, no se rindió y luchó por una plaza en los Juegos de Río que consiguió in extremis. Era el momento de regresar, de la revancha por las tres novenas posiciones que la alejaron de otras tres finales en los Juegos de Londres. Pero fue en vano. Su concurso fue muy discreto y no consiguió llegar a ninguna de las finales en las cuatro pruebas en las que participó.

Aún así, y cuando su estrella parecía haberse apagado, Melani Costa se resistió a desaparece­r de las piscinas. Volvió a los orígenes, entrenándo­se a las órdenes de Rafa Huete, el técnico que le dio el primer impulso. Pero el infortunio volvió a cruzarse en su camino. En plena preparació­n para buscar las mínimas del Mundial de Budapest del pasado verano sufrió una de las peores lesiones por la que puede pasar un nadador: un neumotórax que la obligó a someterse a una punción pectoral. Melani tuvo que decir adiós al Mundial y se planteó decir adiós definitivo a la natación a sus 28 años. Pero decidió seguir. En buena medida tras ver por televisión cómo la legendaria Federica Pellegrini, su gran referente, se colgaba en la capital húngara el oro de 200 m libre a los 29 años. “Yo también lo puedo hacer”, se propuso a sí misma.

Y así fue cómo la sonrisa ha vuelto de nuevo al rostro de la nadadora de Calvià, quien en un nuevo giro en su carrera decidió fichar por el CN Terrassa –aunque sigue entrenándo­se en Palma–, volvió a brillar en el Campeonato de España de verano que se celebró en la capital vallesana y en el Campeonato de España de Invierno de piscina corta que se ha disputado a finales de noviembre en el CN Barcelona acaba de clasificar­se para el Europeo de piscina corta que se celebrará en Copenhague la semana que viene. No es un Mundial o un Campeonato de Europa grande ni unos Juegos, pero sí la competició­n que Melani necesitaba.

 ?? PATRICK B. KRAEMER / EFE ??
PATRICK B. KRAEMER / EFE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain