La locura del bitcoin
El precio sube ante la próxima negociación en el mercado de futuros
La criptomoneda más conocida del mercado pasa por horas trepidantes, con fluctuaciones de hasta 4.000 dólares en tan sólo media hora.
Criptolocura. El bitcoin parece no tener límites. “Creo que si mirásemos siempre al cielo acabaríamos por tener alas”, escribió una vez Gustave Flaubert. Y los inversores, ignaros del peligro, siguen mirando arriba en una ensoñación digna de Madame Bovary, no apta para cardíacos.
Primera hora de la tarde de ayer: “Esto es sólo el inicio. 16.000 dólares es un valor que se queda corto. Va a llegar a los 20.000 sin lugar a dudas. El bitcoin todavía está en una fase muy temprana”, comentaba Alberto Gómez Toribio, fundador de la consultora Nevtrace Blockchain e inversor en esta criptomoneda. Minutos después de esta conversación, el bitcoin superó la barrera de los 19.500 dólares en una plataforma de negociación, lo que supone una apreciación de 6.000 dólares en tan sólo 12 horas.
“Lo que está ocurriendo en los mercados es sencillo. En un entorno de tipos bajos y de mucha liquidez, las criptodivisas se han convertido en la parte de activos que los inversores destinan al alto riesgo en sus carteras. Con la novedad añadida de que ahora habrá mercado de futuros sobre bitcoins. Esto se interpreta como una legitimación de la divisa virtual, que pasará a ser un producto financiero como cualquier otro”, añadía este experto.
En efecto, el calendario indica que la próxima negociación de futuros sobre el precio de bitcoin tendrá lugar en tres mercados estadounidenses. El primero de ellos en el de Chicago (CBOE) este domingo, en el CME –el más importante de intercambio de derivados– el 18 de diciembre y en el de futuros del Nasdaq, el año próximo. Las noticias apuntan también a que derivados de la criptomoneda también cotizarán en Tokio en el 2018.
Todo este viento a favor hace que la cotización del bitcoin esté asumiendo niveles de vértigo difíciles de digerir. La volatilidad es extrema: tras rozar los 20.000 dólares, en media hora perdió 4.000 y volvió a los 16.000. En todo caso, esta cota supone una revalorización de más del 70% en tan sólo una semana y, con 272.000 millones de dólares, ya supera la cotización bursátil de una firma como Coca-Cola o el PIB de Finlandia. A mitad de octubre, esta divisa todavía se intercambiaba a 5.000 dólares. Desde comienzos de año, cuando cotizaba tan sólo 1.000 dólares, su precio ha llegado a multiplicarse casi por veinte.
La escalada del bitcoin tiene lugar pese a las voces autorizadas que advierten sobre los riesgos de burbuja. Entre las últimas, la del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, según el cual “el bitcoin no tiene ninguna función social a no ser que sirva para eludir el fisco. Debería estar fuera de la ley”.
También se le puede añadir el comentario áspero del expresidente de la Reserva Federal de EE.UU., Alan Greenspan, padre del concepto de “exuberancia irracional”. Preguntado sobre las divisas virtuales, contestó: “Los seres humanos compran todo tipo de cosas que no valen nada, pero lo hacen de todos modos”, dijo.
Incluso en el mercado hay más de una voz escéptica. Para el inversor Warren Buffett, “el bitcoin no se puede valorar porque es un activo que no produce ningún valor”. Tal vez el juicio más inquietante sobre la divisa virtual es el que pronunció hace unos días David Gledhill de DBS, uno de los mayores bancos de Asia. “El bitcoin es un esquema Ponzi”, dijo.
Y aquí hay que abrir un paréntesis histórico. Carlo Ponzi, italiano que vivió en EE.UU, es considerado el mayor estafador de todos los tiempos. En los años veinte, en la costa Este, montó un sistema perverso, también conocido como piramidal, que prometía ganancias sólidas siempre que quienes participen a su vez recluten nuevos “inversores”, a su vez víctimas de fraude; todo esto hasta que este castillo se derrumbó sobre sí mismo.
En tiempos recientes, su nombre volvió a mencionarse en ocasión del escándalo de Bernard Madoff, considerado como responsable de un fraude que alcanzó los 64.000 millones de dólares, por el que fue condenado a 150 años de prisión. Carlo Ponzi, que pasó siete años en la cárcel, murió en extrema pobreza en Brasil en 1949. Sus últimas palabras: “Regalé a los habitantes de Boston el mayor espectáculo nunca visto”.
La aceptación de la divisa virtual como producto financiero dispara el interés de los inversores