Polvorones y votos
Albiol reparte besos y sobres con su candidatura por el mercadillo de El Prat, en el tercer día de campaña
De lo que es capaz un candidato con una caja de polvorones.
Tercer día de campaña. Xavier García Albiol se fue a buscar votos a pie de calle, por el mercadillo de El Prat. Entre puestos de ropa, zapatos y pijamas, el candidato del PP se desenvolvía como pez en el agua. Ni que fuera su medio natural. Albiol estrechó manos y besó a las señoras, ya fueran clientas o vendedoras, que se le acercaron. “Para dar un beso me agacho”, bromeó con una mujer. Pero allí no se trataba sólo de actuar como el yerno simpático. Albiol es perro viejo y llevaba una asistente al lado con una caja de polvorones –envueltos con el logotipo del PP– y sobres electorales con su candidatura dentro. “Tenga, un polvorón. Y un voto también. ¿Cuántos son en casa? Aquí están los votos preparados. ¡No se confunda!”, decía Albiol, todo sonrisas, mientras repartía sus sobres a los vecinos de Sant Cosme.
“¿Dan algo en el sobre? ¿Dinero?”, preguntó maliciosa una señora a su acompañante. “Si es dinero, quiero uno”, se rieron. Albiol se para en la churrería, en un puesto de leggings, en otro de ropa interior. “Tendría que ponerse unos calzoncillos rojos”, le bromeó una señora ante un cajón con prendas rojas, listo para Nochevieja. La señora se soltó, viendo la simpatía del candidato, aunque se sonrojó al ver las cámaras de televisión.
“¡Yo también quiero polvorones!”, reclamó una vendedora, tratando de atraer la atención hacia su parada. “¿Nos da un mantecado?”, preguntaron unos señores. “¡Claro que sí! Encantado. Y un voto también. ¿Cuántos votos son en casa? ¿Siete? ¿Pero votan todos? Pues le doy siete, así da gusto, ¡de siete en siete!”, bromeó Albiol.
Además de los polvorones, el candidato llevaba otro as en la manga: Juanma Moreno, líder del PP andaluz. “¿De dónde son? ¿Han nacido aquí?”, preguntaba a los vecinos. De Córdoba, de Granada... Y allí estaba Moreno para dar la mano a sus paisanos. “¿Nos tendremos que volver?”, preguntó una mujer, seria. “¡Ni hablar! No os volváis. Os tenéis que quedar aquí, a luchar”, le dijo Albiol. Otra mujer quiso saber si el que volvería es Carles Puigdemont. “No va a volver, se lo garantizo al cien por cien, de ninguna manera, se queda en Bruselas”, le aseguró.
“Barato, barato, hay que comprar”, repetían los vendedores. “Madre mía, ni que fuera Messi”, comentó una chica. Un tendero lo tuvo claro: “Este polvorón lo colgaré del árbol de Navidad, a ver si les ilumina la mente a todos”.
“¿Cuántos votan en casa? ¿Siete? Pues le doy siete, así da gusto”, bromea el candidato del PP con un vecino