Presidenciable en almíbar
De haber nacido antes de la Guerra Civil, Marta Rovira, con su indiferencia a la moda, y su talante sobrio y severo, aunque sentimental, se habría convertido en protagonista ideal de las “Pàgines viscudes” que Josep M. Folch i Torres publicaba con gran éxito en la revista En Patufet. Autor popularísimo, constructor literario de la mentalidad menestral catalana, Folch i Torres recreaba la durísima realidad social de su tiempo endulzándola con la miel del moralismo, mitigándola con el azúcar de los sentimientos y mistificándola con el almíbar de las buenas intenciones.
Folch i Torres fue olvidado en el desván de la cultura catalana, pero su semilla fructifica todavía en las clases medias catalanas de hoy, especialmente las del interior; y es que muchos abuelos y bisabuelos de la menestralía actual se alfabetizaron en catalán gracias a Folch i Torres, que popularizó un pensamiento, que ahora tacharíamos de naif o cándido, caracterizado por el elogio del trabajo y la sencillez, por una cordial resistencia a las adversidades y por la apelación a los buenos sentimientos como terapia correctora de las miserias y dificultades sociales.
Días atrás Oriol Junqueras, imaginando que quizás no saldrá de la cárcel, la ungió como presidenciable. Y como ya le ocurrió en una triste intervención en el Congreso, o quedándose en blanco cuando una periodista le preguntaba por la financiación de la república, Rovira ha protagonizado más fiascos: ha llorado ante la prisión de sus compañeros e interpretó un penoso cara a cara con Arrimadas, moderado por Évole. Siempre que la realidad le pide un do de pecho, Rovira pierde la partitura.
Cuando sale de su zona de confort, especialmente cuando tiene que hablar en castellano (lengua de más de la mitad de los catalanes), Rovira vacila y, para arreglarlo, apela, sentimental, al buen corazón de los adversarios. Heredera de Folch i Torras, sigue creyendo, como los que ayer se manifestaban en Bruselas, que basta con el almíbar de las buenas intenciones para cambiar las fronteras de España y de Europa.
MARTA ROVIRA (ERC) Endulzar la cruel realidad con la miel del moralismo