La Vanguardia

Irak declara fiesta nacional el día de la Victoria contra el Estado Islámico

Los peshmergas kurdos lamentan que Haider al Abadi les olvidara en su discurso

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

Los iraquíes ya tienen algo que celebrar juntos: el día de la Victoria sobre el Estado Islámico (EI). Un desfile militar en la zona más segura de Bagdad, secundado por una exhibición aérea, sirvió ayer para realzar el nuevo festivo del 10 de diciembre, propuesto por el primer ministro.

Haider al Abadi declaraba el día anterior que el autoprocla­mado califato yihadista había sido extirpado del territorio de Irak. Tras la aniquilaci­ón o expulsión de sus últimos combatient­es, junto a la frontera siria y a orillas del Éufrates, 1.700 vecinos desplazado­s por los combates han podido ya regresar a sus casas, previa verificaci­ón.

El desfile militar de ayer se celebró bajo grandes medidas de seguridad en la explanada de la tumba al Soldado Desconocid­o, en la denominada Zona Verde de Bagdad, que también acoge a las embajadas. Entre el reducido público, lugar de honor para las viudas e hijos de los soldados mártires, según las escasas imágenes difundidas.

El propio Al Abadi habría desfilado en uno de los vehículos de la parada, aunque esta no fue retransmit­ida y sólo medios oficiales fueron invitados. Además del ejército armado y entrenado por la coalición internacio­nal, marcharon unidades de la policía federal y de las Fuerzas de Movilizaci­ón Popular, apoyadas por los Guardianes de la Revolución Iraní. Mientras, aviones de guerra y helicópter­os surcaban el cielo de Bagdad con la bandera de Irak. En ciudades como Mosul o Basora hubo celebracio­nes espontánea­s.

El nuevo día de la Victoria –que coincide con el día internacio­nal de los Derechos Humanos– debería servir para unir a un país traumatiza­do y fracturado, tras catorce años de guerra. Sin embargo, los kurdos se han apresurado a denunciar la exclusión de los peshmergas en el discurso de agradecimi­ento de Al Abadi. Algo ciertament­e mezquino, puesto que los milicianos kurdos arrimaron el hombro para terminar con el yugo del Estado Islámico, que duró tres años y que en su apogeo llegó a dominar una tercera parte de Irak. Así las cosas, nada que celebrar, dicen los cinco partidos kurdos representa­dos en Irbil.

Como se recuerda, la Región Kurda de Irak organizó un referéndum de independen­cia a finales de septiembre en el que la victoria en las urnas no sólo no se ha traducido en avances políticos, sino que le ha supuesto mermas territoria­les y financiera­s.

La victoria tiene muchos padres y, en este caso, también la coalición internacio­nal reivindica, con razón, su papel en la derrota del Estado Islámico. El caso es que mandatario­s de todo el mundo han dado la enhorabuen­a a Al Abadi por la erradicaci­ón del EI, aunque se da por descontado que parte de su arsenal permanece oculto, como algunos de sus milicianos reintegrad­os a la vida civil. Y el terrorismo no va a desaparece­r por ensalmo.

Destaca la felicitaci­ón de Riad, que en los últimos meses multiplica los gestos hacia Bagdad para evitar su total escoramien­to hacia Teherán. También la ministra española de Defensa, María Dolores de Cospedal, ha anunciado, junto a su satisfacci­ón, el envío de treinta militares más a Irak.

A cinco meses de las próximas elecciones legislativ­as, Haider al Abadi no ha parado de reforzar su posición en lo que va de año, por lo menos entre los árabes. A su victoria frente al EI hay que añadir el tiento con el que ha manejado la crisis kurda, evitando que el referéndum de independen­cia se tradujera en nada, pero sin menoscabo del autogobier­no de la Región. Y logrando que la recuperaci­ón de Kirkuk y el territorio federal disputado con Irbil no degenerara en guerra civil.

La falla tectónica entre el sunismo y el chiísmo atraviesa Irak, en un momento de alta tensión entre Arabia Saudí e Irán. Pero Abadi es optimista y promete que la nueva guerra va a ser contra la corrupción. El petróleo iraquí, cuya extracción ha sido en gran medida privatizad­a desde la invasión estadounid­ense, es un arma de doble filo. Y la bruma de la guerra contra el Estado Islámico no contribuyó a la transparen­cia.

Pensando en las elecciones de mayo, Al Abadi dice que la nueva guerra iraquí es contra la corrupción

El primer ministro se ha crecido en la guerra contra el Estado Islámico y en su pulso con la Región Kurda

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HAIDAR MOHAMMED ALI / AFP Un coche de policía decorado por sus agentes anoche durante una celebració­n espontánea en las calles de Basora, en el sur de Irak

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