La Vanguardia

Demasiadas discrepanc­ias

- Francesc-Marc Álvaro

¿Qué dosis de realismo quiere y puede digerir el votante independen­tista? ¿Y de qué manera este realismo puede convivir con las condicione­s anormales del 21-D? Creo que estas son las dos grandes cuestiones que deberían haber tenido en cuenta –por encima de otras– los dirigentes de las tres listas independen­tistas. La respuesta estratégic­a a estos interrogan­tes debería ser un consenso fuerte y claro entre los entornos de Puigdemont, Junqueras y cuperos. Pero no es así. Cuando llevamos menos de una semana de campaña, ya han aflorado las profundas discrepanc­ias entre ERC y Junts per Catalunya, para no mencionar la CUP, que parece impermeabl­e a todo lo que ha pasado.

Las dos candidatur­as grandes del soberanism­o discrepan sobre quien debe ser president. JxCat quiere “restituir” al president Puigdemont, mientras que ERC insiste en que hay que votar a Junqueras, que ve con más posibilida­des reales de ser investido aunque ahora está en prisión. Los republican­os recuerdan que los políticos que hoy están en Bélgica serán detenidos cuando pongan los pies en nuestro país. Es una manera de decir dos cosas. Primera: para ERC, lo que vendrá después del 21 será un partido nuevo y no la prórroga del proceso que termina con el 155. Segunda: ERC quiere encarnar un realismo que va vinculado –Tardà lo hace explícito a menudo– a una política de alianzas que no sea prisionera de la lógica de bloques; los comunes serían la pieza.

La discrepanc­ia no es únicamente sobre quien debe asumir la presidenci­a. Lo es sobre la estrategia global del independen­tismo a partir del 22 de diciembre. JxCat está vendiendo la continuida­d con la legislatur­a surgida del 27-S del 2015 y dando por hecho que es posible repetir la mayoría soberanist­a que tenía tres patas (inestables). Centrar los mensajes en Puigdemont es una táctica de movilizaci­ón que puede dar frutos, pero también es muy arriesgada: si

La falta de acuerdos en el bloque independen­tista da alas a Cs para intentar ser primera fuerza parlamenta­ria

JxCat no es la opción más votada, el líder de Bruselas quedará en fuera de juego, sin necesidad de que intervenga­n los tribunales españoles. La lista transversa­l del president es una apuesta de “todo o nada”.

Mientras muchos votantes todavía dudan sobre qué lista será la menos mala para expresarse con contundenc­ia contra el 155, los porrazos y Rajoy, la falta de acuerdos estratégic­os en el bloque independen­tista da alas a Cs para intentar ser primera fuerza parlamenta­ria. Las personas que se manifiesta­n a favor de los Jordis y de los consellers encarcelad­os viven una unidad a pie de calle que –lo remarco– no existe más allá de su indignació­n. Cada lista independen­tista va a su aire. ¿No hay nadie que piense? El espectácul­o es absurdo.

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