La Vanguardia

Les Arts, del éxito a la ‘mascletà’

El Palau de Valencia inaugura temporada con Plácido Domingo y con el intendente dimitido

- ESCENARIOS Jordi Maddaleno Valencia

Ambiente caldeado en la inauguraci­ón de la Temporada XII del Palau de Les Arts de Valencia. Estreno del Don Carlo de Verdi con Plácido Domingo como Marqués de Posa (su octavo papel de barítono) y, por primera vez, un maestro valenciano en el podio estrenando temporada de manera oficial, Ramón Tébar. Un éxito rubricado con diez minutos de aplausos. Pero es necesario un flashback para situarse en la realidad del buque insignia de la cultura valenciana, de nuevo al borde del abismo.

Al día siguiente de presentar esta ópera, junto al estelar Plácido Domingo, el director artístico del teatro, Davide Livermore, anunciaba de forma chocante que dimitía. Y lo hacía público en una rueda improvisad­a y gestionada por él mismo –“yo me he pagado el alquiler de esta sala, vean, tengo el recibo”–, a la que acudieron Domingo, el director musical, Fabio Biondi, y también el económico, Francisco Potenciano.

El portazo mediático de Livermore puso de nuevo sobre la mesa la gestión por parte de la administra­ción pública del teatro de ópera valenciano. El director turinés no podía aguantar más la imposibili­dad de compatibil­izar su cargo de intendente del teatro con su carrera como director de escena. El contrato se lo impedía, y deshacer eso era una cuestión que seguía pendiente de resolución, aun habiéndole asegurado, cuando fue elegido el sucesor después de la polémica salida de Helga Schmidt, hace tres años, que se solucionar­ía.

El mismo día, el secretario autonómico de Cultura y Deporte, Albert Girona (Compromís), aceptaba la dimisión de Livermore y anunciaba que su puesto saldrá a concurso público. Cuando Domingo salió en defensa de Livermore, Girona se preguntó quién era él para opinar sobre los problemas de Les Arts. Domingo, sí, que tiene en Les Arts el Centro de Perfeccion­amiento que lleva su nombre; que ha actuado ya veinte veces en la casa, tanto como director musical como cantante... un lujo que hoy sólo puede ostentar Les Arts.

Livermore llegó al estreno de Don Carlo con el rostro aún estupefact­o, dando la cara en la inauguraci­ón oficial de temporada. Un grito espontáneo desde el público en su apoyo fue secundado con calidez. Y más eco tuvo otro grito anónimo, antes del inicio del tercer acto, de “conseller cobarde”. La ausencia de responsabl­es políticos era total.

En el escenario, el drama de Verdi, uno de los mejores compositor­es en tratar el tema de la política y la sociedad, triunfó gracias al nervio musical de la batuta de un Tébar inspirado al frente de una fogosa y colorista Orquesta de la Comunitat Valenciana. Domingo demostró sus galones con un fraseo todavía intacto y ese carisma que hacen olvidar su actual tesitura baritonal. Andrea Caré, tenor debutante en Les Arts, brindó un Don Carlo de hermoso timbre, con reminiscen­cias, ¡oh paradoja!, de un joven Domingo. A su lado, la uruguaya María José Siri regaló una Elisabetta de grano pulido gracias a un timbre ideal, mientras triunfó la Éboli generosa y carismátic­a

Antes del ‘Don Carlo’ se oyeron gritos espontáneo­s en apoyo de Livermore y otro de “conseller cobarde”

de Violeta Urmana. Hizo honor al hermoso rol de Felipe II el bajo ruso Alexander Vinogradov con un timbre terso de generoso calibre, así como el temible Inquisitor­e de Marco Spotti. Noche agridulce donde el éxito artístico contrastó con el fracaso de la gestión política valenciana. El Palau de Les Arts, al borde de una mascletà lírica.

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KAI FOERSTERLI­NG / EFE El tenor Andrea Carè cantó con Plácido Domingo ‘Don Carlo’
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