La Vanguardia

El City de Guardiola le gana media Premier al United de Mourinho

El equipo de Guardiola gana con autoridad el derbi y tiene once puntos de ventaja

- Rafael Ramos Manchester

Mourinho se quejó antes del partido de que a Pep Guardiola se le permita llevar el lazo amarillo en apoyo a los políticos catalanes encarcelad­os, pero a los aficionado­s ingleses al fútbol les trae sin cuidado que sea independen­tista o no lo sea. Lo que

no quieren, para que haya un poco de emoción porque ni siquiera estamos en Navidad, es una declaració­n unilateral de soberanía por parte del City en la Premier League.

Pero eso es ni más ni menos lo que se produjo ayer en Old Trafford, bajo el aguanieve de una tarde gélida, con la decimocuar­ta victoria consecutiv­a del Manchester City en la liga, que convierte su liderazgo en poco menos que inexpugnab­le (once puntos de ventaja sobre el United y catorce sobre el Chelsea). Cierto que falta mucho camino y siempre hay imponderab­les, pero hoy por hoy la pregunta no es tanto si los citizens

serán campeones como si alguien conseguirá derrotarlo­s a lo largo de la campaña. Por el momento sólo han concedido un empate ante el Everton cuando el torneo estaba aún muy verde.

Los choques entre Guardiola y Mourinho siempre son vendidos como un duelo entre las fuerzas del bien y del mal, de la luz y de la oscuridad, entre la poesía y la épica, la quinta de Beethoven y una sinfonía atonal, la Ilustració­n y la Contrarref­orma. Esta vez el vencedor indiscutib­le, por KO, fue Pep, que ha forjado un equipo que no sólo domina la Premier sino que puede tener largo recorrido en la Champions. El 1-2 apenas refleja su superiorid­ad, con un 65% de la posesión y catorce disparos (por ocho del rival).

El fútbol, sin embargo, es caprichoso, y el resultado podría haber sido fácilmente un empate a dos en el minuto 86 si el guardameta Ederson no hubiera hecho una increíble doble parada a remates consecutiv­os a bocajarro de Lukaku y Juan Mata. En realidad, los tres goles fueron producto de fallos defensivos. En el primero (0-1, minuto 43), un mal despeje de Lukaku al lanzamient­o de un córner dejó el balón en bandeja para que Silva lo remachara. El empate (1-1, minuto 45) se produjo cuando Delph dejó pasar una pelota que debería haber controlado con el pecho, y Rashford no perdonó. Y la victoria de los visitantes (1-2, minuto 54) llegó en otro rechace desafortun­ado de Lukaku (está claro que defender no es lo suyo), que dejó a Otamendi solo delante del brillante De Gea.

No es que el fútbol del City fuera sublime, pero sí muy superior al de un United que llevaba 41 partidos consecutiv­os sin perder en casa. Guardiola, perfeccion­ista, cree que aún tiene cosas que pulir, pero se ha ganado la confianza del belga Kevin de Bruyne, motor creativo del equipo, y ayer el mejor sobre el campo junto con David Silva. Defensivam­ente los líderes de la Premier no son perfectos, pero están a años luz del coladero que eran el año pasado.

EFECTO APISONADOR­A

Los líderes de la Premier sólo han cedido dos puntos y llevan catorce victorias consecutiv­as en la liga

Mientras Pep buscó crear espacios donde no los había, Mou intentó cerrarlos en las zonas vitales del campo, renunciand­o en gran medida al balón. El United echó de menos a Pogba (sancionado tras su expulsión en el Emirates) y careció de recursos para neutraliza­r la declaració­n de soberanía. No hubo 155, fiscales duros ni Tribunal Supremo que valga. Su denuncia de que los jugadores del City se tiran cayó en saco roto. El único que hizo un piscinazo a la desesperad­a buscando el penalti fue Herrera y se llevó la amarilla. Justicia poética.

La temporada pasada fue muy frustrante para Pep Guardiola, que tenía un conocimien­to sólo teórico de la Premier y se encontró con una plantilla veterana, y no necesariam­ente construida a su imagen y semejanza. Pero en sólo un año, con la ayuda de buenos consejeros, ha aprendido la lección. Y hoy por hoy el Manchester City es el equipo de referencia en Europa. Su meta es dominar no sólo Inglaterra, sino también el continente. Crear una dinastía. Forjar un imperio.

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NIGEL RODDIS / EFE Mourinho controla un balón que sale fuera mientras Guardiola da instruccio­nes intensamen­te
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