Chile decide hoy si profundiza o frena las reformas de Bachelet
Piñera y Guillier llegan empatados a la segunda vuelta de las presidenciales
Chile, el país más estable de Latinoamérica, vuelve a elegir hoy entre dos modelos moderados, como ha ocurrido en cada elección presidencial desde el fin de la dictadura en 1990. Izquierda y derecha no se han diferenciado mucho económicamente, aunque sí en términos valóricos. Esa dicotomía está ahora de nuevo en manos de los chilenos, aunque los más progresistas desean un giro más acentuado hacia la izquierda que profundice las tímidas reformas de la presidenta socialista Michelle Bachelet y evite otro gobierno del expresidente derechista Sebastián Piñera (2010-2014).
Hace un mes las encuestas vaticinaban que la primera vuelta del 19 de noviembre sería un trámite para Piñera. Pero los sondeos se equivocaron y desmintieron que la mayoría de los chilenos sean conservadores. Piñera ganó por menos de lo esperado (36%) al oficialista apoyado por Bachelet, el centroizquierdista Alejandro Guillier, que obtuvo el 22% y estuvo a punto de no pasar a la segunda vuelta de hoy porque casi le arrebata el segundo puesto la candidata de la izquierda radical, Beatriz Sánchez (20%).
Hoy las encuestas hablan de empate técnico entre Piñera, empresario y multimillonario de 68 años que encabeza la coalición Chile Vamos –que reúne a derechistas moderados y expinochetistas– y Guillier, un popular periodista televisivo hasta que hace cuatro años se convirtió en senador por el Partido Radical y ahora es el candidato de la Nueva Mayoría, la coalición gobernante que se presentó dividida a la primera vuelta y engloba a socialistas, comunistas o democristianos.
De hecho, la candidata democristiana, Carolina Goic, fue la primera en apoyar a Guillier tras la primera vuelta, al igual que otros presidenciables progresistas minoritarios como Marco Enríquez-Ominami; todos ellos aportan una bolsa de votos del 12%. También Sánchez apoya a Guillier, igual que los principales líderes de su coalición de izquierda indignada, el Frente Amplio, los diputados y exdirigentes estudiantiles Giorgio Jackson y Gabriel Boric, que no pudieron concurrir a las presidenciales por tener menos de 35 años, edad mínima impuesta por la Constitución, impulsada por Pinochet en 1980.
Por su parte, Piñera, que supera levemente a Guillier en el empate tècnico, es apoyado por el otro candidato conservador de la primera vuelta, José Antonio Kast, un ultraderechista que defiende sin complejos a Pinochet y obtuvo el 8% de los votos hace un mes. No obstante, los encuestadores insisten en que el trasvase de votos de los candidatos progresistas hacia Guillier será menos automático que el que reciba Piñera de Kast. Aunque el sentimiento anti-piñerista unifica a la izquierda, Guillier necesita sostener y aumentar la participación, que en noviembre apenas rozó el 47%.
La segunda vuelta ha estado marcada por las meteduras de pata de Piñera. Aunque luego rectificó, insinuó un posible fraude electoral y dijo que la sexualidad de los menores transexuales se “corrige” con la edad. “El género no es como la camisa, que uno se cambia todos los días”, dijo Piñera. Por su parte, Guillier fue acusado de caer en el radicalismo para contentar a los indignados por decir: “Le meteremos la mano en el bolsillo a quienes concentran el ingreso para que ayuden a hacer patria alguna vez”.
Un aumento de la participación, que en la primera vuelta rozó el 47%, es clave para la victoria de Guillier