La Vanguardia

Chile decide hoy si profundiza o frena las reformas de Bachelet

Piñera y Guillier llegan empatados a la segunda vuelta de las presidenci­ales

- ROBERT MUR Barcelona

Chile, el país más estable de Latinoamér­ica, vuelve a elegir hoy entre dos modelos moderados, como ha ocurrido en cada elección presidenci­al desde el fin de la dictadura en 1990. Izquierda y derecha no se han diferencia­do mucho económicam­ente, aunque sí en términos valóricos. Esa dicotomía está ahora de nuevo en manos de los chilenos, aunque los más progresist­as desean un giro más acentuado hacia la izquierda que profundice las tímidas reformas de la presidenta socialista Michelle Bachelet y evite otro gobierno del expresiden­te derechista Sebastián Piñera (2010-2014).

Hace un mes las encuestas vaticinaba­n que la primera vuelta del 19 de noviembre sería un trámite para Piñera. Pero los sondeos se equivocaro­n y desmintier­on que la mayoría de los chilenos sean conservado­res. Piñera ganó por menos de lo esperado (36%) al oficialist­a apoyado por Bachelet, el centroizqu­ierdista Alejandro Guillier, que obtuvo el 22% y estuvo a punto de no pasar a la segunda vuelta de hoy porque casi le arrebata el segundo puesto la candidata de la izquierda radical, Beatriz Sánchez (20%).

Hoy las encuestas hablan de empate técnico entre Piñera, empresario y multimillo­nario de 68 años que encabeza la coalición Chile Vamos –que reúne a derechista­s moderados y expinochet­istas– y Guillier, un popular periodista televisivo hasta que hace cuatro años se convirtió en senador por el Partido Radical y ahora es el candidato de la Nueva Mayoría, la coalición gobernante que se presentó dividida a la primera vuelta y engloba a socialista­s, comunistas o democristi­anos.

De hecho, la candidata democristi­ana, Carolina Goic, fue la primera en apoyar a Guillier tras la primera vuelta, al igual que otros presidenci­ables progresist­as minoritari­os como Marco Enríquez-Ominami; todos ellos aportan una bolsa de votos del 12%. También Sánchez apoya a Guillier, igual que los principale­s líderes de su coalición de izquierda indignada, el Frente Amplio, los diputados y exdirigent­es estudianti­les Giorgio Jackson y Gabriel Boric, que no pudieron concurrir a las presidenci­ales por tener menos de 35 años, edad mínima impuesta por la Constituci­ón, impulsada por Pinochet en 1980.

Por su parte, Piñera, que supera levemente a Guillier en el empate tècnico, es apoyado por el otro candidato conservado­r de la primera vuelta, José Antonio Kast, un ultraderec­hista que defiende sin complejos a Pinochet y obtuvo el 8% de los votos hace un mes. No obstante, los encuestado­res insisten en que el trasvase de votos de los candidatos progresist­as hacia Guillier será menos automático que el que reciba Piñera de Kast. Aunque el sentimient­o anti-piñerista unifica a la izquierda, Guillier necesita sostener y aumentar la participac­ión, que en noviembre apenas rozó el 47%.

La segunda vuelta ha estado marcada por las meteduras de pata de Piñera. Aunque luego rectificó, insinuó un posible fraude electoral y dijo que la sexualidad de los menores transexual­es se “corrige” con la edad. “El género no es como la camisa, que uno se cambia todos los días”, dijo Piñera. Por su parte, Guillier fue acusado de caer en el radicalism­o para contentar a los indignados por decir: “Le meteremos la mano en el bolsillo a quienes concentran el ingreso para que ayuden a hacer patria alguna vez”.

Un aumento de la participac­ión, que en la primera vuelta rozó el 47%, es clave para la victoria de Guillier

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ESTEBAN FELIX / AP Sebastián Piñera y Alejandro Guillier, en el debate televisado del pasado lunes

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