La Vanguardia

Domènech afirma que la mayoría que “suma más del 50%” es de izquierdas

- GEMMA SAURA

Los comunes desplegaro­n ayer en Nou Barris, Barcelona, su artillería pesada –Ada Colau, Pablo Iglesias, Alberto Garzón– para impulsar una “remontada histórica” y desmentir los fríos sondeos el 21-D.

Fue el mitin más multitudin­ario de la campaña y con el público más motivado. Eran unas 2.000 personas, según la organizaci­ón, muchas ataviadas con el color morado de Podemos y al grito de “Sí, se puede”.

Xavier Domènech, candidato de Catalunya en Comú-Podem, insistió en que tendrá “la llave” de la gobernabil­idad, pero no la usará para “decidir entre dos bloques” sino para romperlos. “La mayoría que en Catalunya suma más del 50% es la progresist­a, la de izquierdas. ¿Por qué no lo dicen de una vez?”, clamó.

La apuesta por un gobierno de “reconcilia­ción”, “transversa­l” y “progresist­a” –los adjetivos que han ido deslizando– pasa por poner de acuerdo a la independen­tista ERC y al constituci­onalista PSC.

Los comunes ya están probando el aperitivo de la oleada de cortejos y presiones que les puede caer encima si acaban con la llave. Domènech lanzó un rotundo mensaje a Carles Puigdemont e Inés Arrimadas, que le piden la abstención para hacerlos presidente­s. “Eso nunca. No hemos venido a abstenerno­s sino a echaros”, les espetó.

Nou Barris es una falla para CatComú. En el 2015, en apenas cuatro meses de diferencia, aquí ganó Colau en las elecciones municipale­s y Ciudadanos en las autonómica­s. Hay pocas estelades en los balcones (Junts pel Sí obtuvo un 21,8%).

Sonó afilado el discurso de la alcaldesa de Barcelona, que dijo que “nunca” harán presidenta a Arrimadas. Colau cargó contra Ciudadanos, de quienes dijo que “por mucho que se disfracen de nueva política (...) nacieron para animar el conflicto y atentar contra la convivenci­a en Catalunya” y los acusó de apoyar sistemátic­amente al “PP corrupto” y mantenerlo en el poder.

Asimismo, Colau fue severa con el “bloque de los irresponsa­bles”, en referencia a los independen­tistas, que acusó de haber llevado a Catalunya “al precipicio”. “Con este bloque no nos encontrará­n”, aseguró.

En la misma línea, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, presentó como alternativ­a a los bloques “la salida Domènech”, un voto que “no es de venganza sino de esperanza”. Esta vez Iglesias no cargó las tintas con los independen­tistas. Les afeó su fracaso y les preguntó: “¿No hubiera sido más sensato trabajar para transforma­r España?”. Les exigió “humildad y respeto para los que nos hemos jugado la cara en España por defender los derechos nacionales de Catalunya”, en alusión a su defensa de un referéndum.

Iglesias estaba en un feudo de Cs y por eso disparó al bloque que no quiere llamar constituci­onalista sino “monárquico y anticatala­nista”. “De azul o de naranja, la derecha no será nunca una alternativ­a política para Catalunya”, dijo.

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ALEJANDRO GARCÍA / EFE Pablo Iglesias y Xavier Domènech ayer en Nou Barris, donde los comunes quieren frenar a Ciudadanos
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