La Vanguardia

Evangélico­s

- Suso Pérez Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector (defensor@lavanguard­ia.es) o llamar al 93-481-22-10

Hay palabras que nos envuelven en el error una y otra vez. Sucede en todos los ámbitos de uso del lenguaje y no es infrecuent­e que algunos términos o expresione­s mal empleadas acaben asentándos­e en el habla, pero es obvio que los periodista­s hemos de estar atentos a no caer en incorrecci­ones para no perpetuarl­as. Ya ocurre, por ejemplo, con la palabra álgido, que es un adjetivo con el que se describe el momento culminante de algo, interpreta­ndo que se trata de una situación que vive su máxima intensidad.

Álgido, en realidad, proviene del latín algidus, que significa muy frío. Es decir, se puede utilizar el adjetivo álgido para hablar de un instante crítico, pero no se debería asociar a ambientes en los que precisamen­te la temperatur­a se ha incrementa­do de forma notable en sentido positivo: el momento álgido de un incendio es un completo contrasent­ido.

En esta ocasión, el término equivocado sobre el que además debemos pedir disculpas es el de evangelist­as referido a los cristianos protestant­es que deben ser denominado­s evangélico­s.

Nos lo señaló el lector Pedro Puigvert, pastor evangélico y director de la revista Síntesis, quien también recordaba en su carta que no es la primera vez que nos advierte sobre esa equivocaci­ón: “En un artículo publicado ayer sobre Trump y la capitalida­d de Jerusalén –decía, en referencia a una crónica del viernes 8 de diciembre que se titulaba “Trump cumple su promesa para felicidad del lobby judío y evangelist­as”–, volvió a aparecer, si es que no se ha ido nunca, el fantasma de citar a los evangélico­s llamándole­s evangelist­as. Casi a cada defensor del lector que ha tenido La Vanguardia desde el siglo pasado he tenido que escribirle­s para llamarles la atención del hecho que evangelist­as son los cuatro autores de los Evangelios y antes y actualment­e los que realizan un ministerio de evangeliza­ción en la Iglesia. Los redactores de La

Vanguardia deberían saber que existe un libro de estilo protestant­e donde se explica el uso correcto de los términos referidos a nosotros”.

Lo cierto es que nuestro propio libro de estilo también recoge la aclaración: “El término evangélico se refiere al protestant­ismo o a alguna de sus iglesias. Es incorrecto en este caso emplear evangelist­a, nombre que sólo designa a los cuatro autores de los Evangelios canónicos”. La explicació­n que podemos consultar en versión digital añade ejemplos de uso para que resulte clara la diferencia entre los dos términos: “Las iglesias evangélica­s reunidas este fin de semana apuestan por el ecumenismo”. “Santa María del Trastévere acoge unos mosaicos extraordin­arios de los cuatro evangelist­as”.

Pedro Puigvert añadía en su carta dos puntualiza­ciones que también se deben tener en cuenta: “Los evangélico­s no vamos a misa, asistimos al culto” y “los evangélico­s oramos, no rezamos”. El lenguaje referido a las religiones es, efectivame­nte, así de preciso y, tal y como señala el pastor evangélico, los periodista­s deberíamos estar atentos para no tener que volver una y otra vez sobre el tema. En su etapa como Defensora, nuestra compañera Marga Soler ya abordó esta cuestión en el 2009, detallando otros fallos frecuentes, como utilizar católico y cristiano como equivalent­es (cuando hay cristianos católicos, evangélico­s o protestant­es, ortodoxos…). O hablar de misa protestant­e, cuando la misa es sólo católica u ortodoxa. O llamar sacerdotes a los ministros de culto protestant­es.

Recojo pues el testigo en la confianza de que conseguire­mos avanzar en el uso de los términos correctos de una sociedad cada vez más multiconfe­sional.

Un viejo error que no conseguimo­s dejar atrás pese a que siempre nos lo señalan: el de denominar evangelist­as a los cristianos protestant­es

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